—Y Elise le abofeteó cuatro veces. Marcus ni siquiera pudo decir una palabra —Fil se rió mientras recordaba su victoria de esta noche—. Estar así entre los brazos de Jackson se sentía como un premio. —Solo estoy contenta de que Elise no le hiciera la vista gorda.
Fil levantó la mirada hacia Jackson, viendo la orgullosa sonrisa que tenía pintada en su rostro. Desde que llegaron a casa, los dos habían estado acurrucados en la sala de estar. Ni siquiera se habían cambiado, como si eso no les importara.
—Estoy libre, Jack —expresó ella en voz baja con un toque de alivio—. Ya no me molestarán más.
Decir esas palabras por enésima vez todavía le daba esa sensación de emoción. Hace meses, se dio cuenta de que Mariana tenía más planes que solo ser la tercera en discordia. Cuanto más pensaba en eso, más convencida estaba de los malvados planes de Mariana.
No había manera en el infierno de que permitiera que ese plan sucediera. Mariana nunca sería la víctima aquí.