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Fil miraba su teléfono, ralentizando sus pasos camino a su apartamento.
—¿Vincente? —murmuró, pero luego contestó la llamada—. ¿Hola?
—¡Dios, Fil!
—¿Vincente, qué pasa?
—Escuché que no fuiste al sitio por un accidente en la carretera. ¿Estás bien? —Su voz revelaba su pánico y auténtica preocupación.
Fil chasqueó los labios, no sorprendida de que Vincente se hubiera enterado. Después de todo, los materiales que iban a ver hoy eran entregados por Construcciones Hale.
—Estoy bien, Vin, —ella lo tranquilizó—. Gracias por preocuparte por mí, pero el accidente no es para tanto. Es solo que alguien apareció de repente frente al coche y lo golpeamos.
—Oh, ¿y la persona está bien?
—Afortunadamente. —Se encogió de hombros—. Hemos reprogramado para mañana, así que no tienes que preocuparte.
En ese momento, Fil llegó a su apartamento e introdujo sus llaves.