—¿Ya te vas a casa? —inquirió Kenzo mientras él y Fil salían del edificio—. ¿Quieres agarrar algo de comer?
—No —negó Fil con la cabeza—. Marcus pasará por mí.
Kenzo se detuvo y se enfrentó a ella, lo que hizo que ella también se detuviera—. ¿Aceptaste verlo?
—No.
—Entonces, ¿por qué te va a recoger?
—Porque... él es Marcus —ella se encogió de hombros—. Se sabe que es paciente, pero anoche muestra que se le está acabando la paciencia.
Kenzo siseó disgustado—. Si se le está acabando la paciencia, ¿no significa que no deberías verlo más?
—Entonces es como echarle gasolina al fuego.
—Tch.
—Está bien, Ken —Fil lo tranquilizó, asintiendo con la cabeza—. Conozco a Marcus y como dije, tres meses es mucho tiempo para mí para aclarar mis ideas. Ya no actúo por venganza o dolor. He superado eso. Lo voy a ver porque necesito que extienda su paciencia.