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—Su Gracia —el rostro de Latrice se iluminó en cuanto vio a Jackson acercarse. Se levantó lentamente de su asiento y hizo una reverencia cuando él entró en el pabellón en el que ella estaba sin hacer nada.
Él hizo un gesto con la mano despectivamente mientras se sentaba. —Tengo que discutir un asunto importante contigo, Latrice. Siéntate.
—Por el tono de tu voz, presumo que realmente es un asunto de importancia —bromeó Latrice, sentándose en la silla frente a él—. ¿Te importaría si primero te sirvo té, mi señor?
—Latrice.
—Acabo de prepararlo —Latrice alcanzó la taza de té—. No llevará mucho tiempo.
Dicho esto, Latrice continuó preparando su té mientras él observaba. Al hacerlo, Jackson no podía negar que Latrice era como una dama noble. Cada uno de sus movimientos, el movimiento de su dedo, el parpadeo de sus pestañas y cómo vertía el té con gracia, gritaban nobleza.
¿Quién hubiera pensado que servir té podía verse tan elegante?