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Toc Toc
Kim Rock frunció el ceño al escuchar un golpe en la puerta. ¿Acaso quien estuviera afuera no podía ver el cartel de NO MOLESTAR colgado afuera de su habitación?
—Más les vale que tengan una buena razón para molestarme —murmuró mientras se dirigía hacia la puerta y la abría sin mirar quién era. En cuanto posó sus ojos en la persona del exterior, su irritación se transformó inmediatamente en sorpresa.
—¿Fil? —llamó—. ¿Regresaste?
Fil apretó los labios y sonrió.
—Dejé mi equipaje, y no me despedí como es debido.
—Oh —Kim soltó una risita forzada—. Está bien. No tenías por qué molestarte.
—Y también quiero agradecerte por cuidar de mí, y además, anoche —agregó Fil con una amplia sonrisa—. Significó mucho para mí. Sé que estás ocupada, pero igual viniste como mi acompañante. Gracias.
Los ojos de Kim se suavizaron, cruzando sus brazos debajo de su pecho mientras se recostaba a un lado en el marco de la puerta.