Hermoso.
Jack era verdaderamente el hombre más hermoso que Fil había visto jamás. Ya fuera con los ojos abiertos o cerrados, ya fuera con un fuego ardiente en su mirada o un torbellino de juguetonidad en ellos, era hipnotizador. Su risa y cada tono de su voz eran como música para su oído.
Era una existencia deliciosa.
Y esta deliciosa vista había sido lo que Fil veía cada día al despertarse. Su rostro era incluso la última cosa que usualmente veía en la noche.
—Esto es malo —se dijo Fil a sí misma, abrazando la almohada mientras mantenía sus ojos en el durmiente Jackson—. No… entretengas el pensamiento.
Fil frunció los labios en una línea delgada, observando cómo el suave brillo de la mañana iluminaba su hermoso rostro. Por alguna razón, esta mañana era demasiado cálida y acogedora.