—Ya dije que estoy bien, Anton —Fil apartó su cabeza de Anton, sentada en el asiento delantero del pasajero mientras Anton estaba en el asiento del conductor—. La enfermera de la empresa ya se encargó de mí. Esto no es una lesión fatal, así que no hay necesidad de todas estas medicinas.
Anton suspiró mientras retiraba su mano.
—Quería verlo por mí mismo, ¿está bien? ¿No se me permite preocuparme por un amigo?
—Te preocupa que esta lesión posponga la filmación —corrigió ella con un tono entendido—. Ahora que ya lo has visto, apuesto a que estás tranquilo. La hinchazón ya está bien y ocultaré el corte en mis labios con lápiz labial. El programa de mañana seguirá sin problemas.
—Estas medicinas no son mágicas —añadió ella, levantando la bolsa de plástico llena de medicamentos—. Gracias, pero no me estoy muriendo.
—Deberías actuar así delante de Valerie —murmuró él—. ¿Cómo es que eres mala conmigo y no con ella? ¿Ves lo que pasó?