Punto de vista de Jazmín
Yo y Loren seguimos preparando las lociones y me mantuve al día con él.
Después de unos minutos, él terminó.
Suspiré feliz y lo miré. —Creo que la poción está lista.
Él asintió mientras la vertía en una botellita. —No lo habría logrado sin tu ayuda.
Yo estaba en silencio.
Me entregó la botella y algunas otras cosas en una canasta.
—Vamos —dijo él—. Le entregaremos los objetos a ella.
Él se giró para recoger sus cosas.
Mi boca se abrió.
No podía volver a ver a la Reina.
Loren no sabía que yo era la razón por la cual la Reina estaba enferma en primer lugar.
Se dirigió a la puerta y se detuvo en seco cuando vio que yo no lo seguía.
—¿Qué esperas? —me preguntó—. ¿Una invitación? Vamos, vamos.
—La Reina ya está familiarizada con tu rostro —dije—. Creo que deberías ser tú quien la vaya a ver.
No podía decirle que la Reina me había visto y me había llamado su difunta hija.
Él frunció el ceño. —¿Así que quieres que lleve todas estas cosas yo solo?