Aurora frunció el ceño mientras Xaden la regañaba a plena luz del día.
Ella odiaba esto.
Xaden debería estar amándola, no enojándose con ella.
—¿Cómo pudiste ser tan estúpida? —exigió—. ¿Golpeaste a Belle?
—Ella lo empezó —respondió Aurora.
—¿A quién mierda le importa? —demandó él.
Ella cerró la boca.
—Ella es la jodida princesa y la próxima Reina. ¿Crees que no te la tiene jurada? —preguntó Xaden—. Si el Rey muere y ella se convierte en Reina, no pasará mucho antes de que venga por ti.
—No me importa —dijo Aurora—. Puedo pelear contra ella.
Xaden la miró.
—No seas estúpida. ¿Pelear contra ella? ¿Quieres pelear contra la Reina? ¿Sabes que eso es traición?
Ella se quedó callada.
Xaden se paseaba de arriba abajo.
—Tienes suerte de que el rey te dejara estar. Realmente tienes suerte. Si él estuviera de mal humor, ya te hubiera condenado a muerte.
Aurora rápidamente se puso de pie.
—No dejarás que él haga eso conmigo, ¿verdad?