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—Coral apretó los dientes una vez que salió de la habitación de su madre.
Estaba furiosa de ira.
Habían pasado casi treinta años y aun así su madre se había negado a olvidar a su hermana que había fallecido.
—¿¡A quién le importa?! —Fue hace mucho tiempo.
Coral había observado cómo su madre se alejaba de ella cuando apenas era una niña, en el mismo instante en que Escarlata había desaparecido.
Lo ideal hubiera sido que su madre se volviera hacia ella después de todo, ya que era su última y única hija viva.
Pero la pena casi había enloquecido a su madre.
Su madre veía a Escarlata por todos lados y por un tiempo incluso se había vuelto parcialmente loca.
En medio de esto, Coral creció siendo ignorada y olvidada.
Cuando finalmente alcanzó la edad de veintiún años y estaba por convertirse en Reina, descubrió que estaba embarazada.
Había sido terrible porque había una maldición en el linaje de la familia real.
Sólo aquellas con cabello rojo podrían ascender al trono.