—¡El Yama debe haber puesto una alerta sobre ti! ¡Y yo le ayudaré a encontrarte, canalla sinvergüenza! —Sophia declaró mientras sus puños se cargaban de energía.
—¿En serio? Quizás, en lugar de a mí, ¡el Yama te lleve a ti! —Kiba replicó con una sonrisa tenue—. Después de todo, ¡una pervertida como tú es mucho más peligrosa!
—¡Tú! —Aprietando los dientes, pateó el suelo y se lanzó hacia él. Vientos violentos salieron de su cuerpo, convirtiendo la pista en diminutas partículas de polvo.
BOOM
Al golpear con ambos puños, olas ciclónicas surgieron y se estrellaron sin piedad contra él. Las ondas penetraron su aura y rasgaron su camisa.
Con un sonido de desgarre, su camisa se hizo jirones, revelando su pecho musculoso y abdominales perfectos.
La cara de Sophia palideció cuando las ondas se desvanecieron al tocar su piel.
Ella sabía que él era poderoso, y por eso había usado tanta energía. ¡Pero ahora no era momento de pensar en eso!