Las agujas de energía cortocircuitaban la armadura e hicieron que Hank sintiera como si lo estuvieran friendo. En medio de tal agonía aterradora, las palabras de Loqua llegaron a sus oídos.
—¿Plan? —Pensamientos espantosos comenzaron a correr en su mente.
¡Seguramente, su estrategia y acciones contra el Grupo Duende del Cielo no podrían haber sido para su beneficio!
—Sí, Presidente Hank, plan —dijo Loqua con descaro—. Todo, bueno, casi todo lo que has hecho ha sido parte de nuestro plan.
Para él, era bastante molesto comunicar su voz a través de un área grande para que todos pudieran escucharlo.
El rostro de Hank se contorsionó y empezó a sudar frío por las cejas.
—Entonces mi hijo y...!!
Hank se detuvo al pensar en el equipo que había preparado para adquirir Partículas Divinas de la sede del Grupo Duende del Cielo.
El equipo estaba discretamente en espera cerca de la sede, esperando unirse a Kiba para el atraco planeado.