Eva lanzó una sonrisa burlona ante la expresión atónita de Agatha.
—No hay tiempo que perder, así que empecemos —le recordó Eva.
—¡Ah, sí! —asintió Agatha.
Fuera de la barrera del campo de fuerza, Hank los miraba con desconcierto.
—¿¡Qué están haciendo?! —se preguntaba Hank.
Tenía plena confianza en el campo de fuerza para bloquear cualquier intento de fuga, pero al ver que ellas lo intentaban, pensamientos incómodos atravesaron su mente.
Con una mano sosteniendo a Esperanza, Agatha colocó su mano libre en el suelo y liberó sus poderes.
—¡Espacio Intangible!
El suelo, las paredes, el techo y cualquier otro objeto en el área se volvieron intangibles. Incluso el campo de fuerza se volvió ilusorio, aunque a diferencia de otros lugares, su existencia era más materialista.
—¡Es inútil! —dijo Hank con desdén—. ¡El campo de fuerza no perderá su función principal!
—¡Tienes razón! —Agatha respondió con una sonrisa—. ¡Y por eso confío en Eva!
—¿Qué?!