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—Estás viviendo porque yo quiero que vivas —la voz de Kiba llena de pesada intención asesina entró en sus oídos—. Así que aprecia el tiempo que te queda.
!!
El cuero cabelludo de Anamarie se erizó ante el peligro. Su cuerpo perdió toda la fuerza restante.
La aterradora brecha en la fuerza ya era demasiado y ahora sus palabras la aterrorizaron aún más.
Se dio cuenta de que él ni siquiera se preocupaba por su existencia. Era distante como un dragón, sin importarle la existencia de mortales insignificantes como ella.
Kiba liberó su mano de su garganta y ella comenzó a caer. Con un fuerte sonido de crujido, se desparramó en el suelo.
Kiba flotó en el aire por un momento antes de dispararse, desapareciendo al instante.
En el suelo, los guardias ni siquiera se atrevían a respirar. Estaban perdidos sin palabras y no sabían cómo reaccionar ante el escalofriante desarrollo.
Una poderosa Estrella Oscura fue derrotada...