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—Hace cinco minutos.
Kiba y Mendel miraron a Ashlyn mientras sus discos cortaban una garra del dragón rojo.
Ashlyn ignoró a Mendel y fijó su mirada en Kiba.
Con su habitual tono frío, dijo:
—Déjame encargarme de esto.
Kiba estaba sorprendido, pero asintió.
—Nos encontraremos fuera esta noche. Si no, en esa aldea —dijo Kiba.
Ashlyn asintió en señal de reconocimiento. La figura de Kiba se desdibujó y él se lanzó a lo lejos.
Mendel se lanzó tras él, pero justo entonces, Ashlyn saltó frente a él.
—Él está viviendo su vida —Ashlyn blandió los dos discos en sus manos mientras decía fríamente—. Así que no interfieras.
Mendel estaba atónito.
—¿¡Viviendo su vida?! —gritó furioso— ¿¡Llamar robar y crear caos como vivir la vida?! ¿¡No interferir?! ¿¡Me estás tomando el pelo?!
Mendel la miró fijamente pero todo lo que obtuvo fue una expresión impasible. Era como si ni siquiera ella conociera el significado de lo que había dicho.