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El que una vez fue un jardín salvaje y siempre verde estaba ahora lleno del hedor putrefacto de cadáveres de bestias y humanos. Hojas y pétalos manchados de sangre flotaban en el aire.
En el centro del jardín, el hombre sin nombre, bien formado y de aspecto fuerte yacía en el suelo. Su rostro estaba pálido mientras la espuma brotaba sin cesar de su boca. Nunca en su peor pesadilla esperaba sentir la sensación de ardor que estaba sintiendo. Este dolor barría desde sus testículos y se desataba a través de todo su cuerpo.
Tan solo unos minutos antes, su estado de ánimo no podría haber sido mejor. Estaba agradeciendo a Dios por darle la felicidad de ver a una belleza deslumbrante como Ashlyn descartando a su 'amante' por él. Cuando ella dijo que quería que él hiciera temblar su mundo, estaba tan emocionado que empezó a desabrochar sus pantalones. Simplemente no podía esperar para tomarla frente a su amante —Kiba. Estaba ansioso por presenciar la reacción que tendría su amante.