Como dijo el profeta que no podía regresar a la ciudad por el momento, Huanhuan solo podía quedarse en el bosque. Planeaba encontrar un lugar seguro y limpio para dar a luz.
Anduvo por mucho tiempo antes de finalmente elegir una cueva muy oculta.
La cueva era espaciosa. Había un pequeño estanque en el extremo más alejado. El agua subterránea seguía emergiendo, creando un sonido de chapoteo. El ambiente era bueno, pero la iluminación no era buena. Huanhuan limpió el suelo y plantó Hongos Luz de Luna. Los hongos emitían una luz azul tenue que iluminaba el espacio en la cueva.
Huanhuan esparció heno y piel de animal en el suelo para hacer un colchón suave.
De vez en cuando, el profeta la ayudaba.
Después de hacer todo, Huanhuan probó sentarse en el colchón. Se sentía bastante bien.
No pudo evitar pensar que si Sang Ye estuviera aquí, podría ver el nacimiento de su hijo con sus propios ojos.
