Huanhuan acababa de regresar a su residencia cuando vio a un guardia elfo parado en la puerta.
—Su Majestad te ha pedido que vengas —dijo el guardia elfo.
Huanhuan estaba confundida. —¿Por qué quiere que vaya?
—Murphy se desmayó. Su Majestad quiere que vayas a verlo —mintió el guardia elfo siguiendo las instrucciones de Su Majestad sin cambiar su expresión.
Al oír esto, el corazón de Huanhuan se encogió. —¿Por qué se desmayó Murphy? ¿Está enfermo?
—No sé sobre eso.
—Llévame a verlo.
El guardia elfo llevó a Huanhuan al palacio.
Huanhuan entró rápidamente en la habitación y vio a Murphy tendido en la cama.
La Reina Elfa estaba sentada junto a la cama, con los ojos ligeramente rojos. Parecía bastante triste. Cuando vio a Huanhuan, de inmediato le hizo señas con la mano. —Ven aquí.
Huanhuan se acercó rápidamente, con la mirada fija en Murphy. Estaba pálido y yacía inmóvil en la cama. Obviamente estaba inconsciente.
