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—Hay huellas aquí. Deben haber sido dejadas por Qianqian —dijo Shuang Yun con calma.
Huanhuan y Viejo Oso se apresuraron y vieron un largo rastro de huellas en la nieve. Por el tamaño y la profundidad de las huellas, en efecto fueron dejadas por Qianqian.
—Solo hay un conjunto de huellas, y están ordenadas. Parece que Qianqian se fue por su cuenta —pensó Shuang Yun por un momento.
En otras palabras, Qianqian había huido de casa.
—¿Por qué Qianqian se fue de casa sin razón? —estaba ansioso Viejo Oso.
Shuang Yun miró a Huanhuan.
—¿Por qué me miras? ¡No tiene nada que ver conmigo! —parecía confundida Huanhuan.
Los tres siguieron las huellas.
Pero no pasó mucho tiempo antes de que las huellas desaparecieran de repente.
Habían buscado en las cercanías pero aún no podían encontrar más huellas.