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La mañana siguiente, Huanhuan abrió los ojos y se encontró todavía acostada en su habitación.
En la mesita de noche había una foto de ella y su madre. Su teléfono estaba cargando, y mostraba que la batería estaba llena.
No solo había vuelto al mundo moderno, sino que también había visto a su madre, quien debería haber muerto hace tiempo.
Si todo esto no era un sueño, ¿qué pasaba con las cosas que había experimentado en el continente de las bestias en el pasado?
¿Eran esos sueños?
Pero ahora que lo pensaba, el continente de las bestias realmente parecía un sueño.
Solo en los sueños las bestias podían convertirse en humanos.
Solo en los sueños cuatro hombres estarían dispuestos a compartir a una mujer.
La señora Lin llamó a la puerta. —El desayuno está casi listo. ¡Date prisa y lávate la cara! —dijo.
—¡Oh! —Huanhuan se levantó rápidamente y se vistió.
El desayuno eran fideos en sopa. Se podía encontrar un huevo escalfado dorado debajo de los fideos.
