Punto de vista: Tercera persona
23 de Abril de 1806
Un gran edificio se erguía majestuosamente a las afueras de la ciudad de Guadalajara, Construida en estilo colonial, está era la escuela para niñas de la familia Leonez.
La escuela parecía una pequeña hacienda, con muros de piedra y tejas de barro rojo que se destacaban contra el cielo azul.
La fachada principal de la escuela era imponente, con una gran puerta de madera tallada que se abría a un patio central rodeado de arcos, en el centro del patio, una fuente de piedra borboteaba agua suavemente, creando un ambiente de serenidad y tranquilidad.
En el lado derecho del patio, se encontraban los salones de clase, con ventanas grandes que permitían la entrada de la luz natural.
En el otro lado, a la izquierda del patio, se encontraban otra sección del edificio que funcionaba como comedor para todas las estudiantes.
Y finalmente al frente del patio se encontraba la sección más grande del edificio, los dormitorios para las niñas que venían de fuera de la ciudad, con camas cómodas y ropa limpia.
En la parte posterior de la escuela se encontraban los jardines, donde las niñas podían pasear y jugar libremente, un muro de piedra rodeaba la escuela proporcionando un espacio seguro y protegido para las niñas.
En una habitación estilo oficina ubicada en la sección de los salones, Elena Leonez se encontraba sentada detrás de un escritorio de madera oscura, gestionando papeles y documentos relacionados con la escuela.
Su cabello rubio oscuro estaba recogido en un moño elegante y sus ojos azules estaban concentrados en la tarea que tenía entre manos.
Mientras Elena trabajaba, una joven de cabello castaño se encontraba acostada descuidadamente en un sillón al costado de la habitación.
La joven llevaba pantalones de tela blanca, una camisa blanca, un chaleco negro y unas botas de equitación, lo que le daba un aspecto masculino y aventurero, su cabello estaba despeinado y su rostro tenía un aspecto relajado y cansado.
La joven parecía estar durmiendo, pero de repente se movió y lentamente abrió los ojos, y miro a Elena con una sonrisa perezosa.
Elena levantó la vista de sus papeles y sonrió a la joven, quien se sentó en el sillón y se estiró, arqueando la espalda y extendiendo los brazos sobre la cabeza, la joven que había estado durmiendo en el sillón era Ana.
Debido a que Ana había entrenado junto con Leonardo, Mateo y Gabriel había desarrollado un comportamiento más masculino y despreocupado, ella solo usaba pantalones y camisas, además se movía con una libertad y una confianza que no era común en las mujeres de la época.
Elena había intentado enseñarle a Ana a comportarse como una dama, pero no había tenido éxito y finalmente se rindió.
"Te dije que no durmieras en mi oficina" dijo Elena exasperada, mientras Ana se sentaba en el sillón y se estiraba.
"¿Y qué importa? Ya estoy despierta. ¿Ya vamos a comer?" Ana se encogió de hombros.
"Sí, ya es hora de comer, pero no quiero que te acostumbres a dormir en mi oficina, es un lugar de trabajo, no un dormitorio" Elena suspiró.
"No prometo nada, pero gracias por preocuparte por mí" Ana se rió y se levantó del sillón.
Y con eso Ana salió de la oficina, dejando a Elena sola y exasperada, pero no paso ni un minuto antes de que Ana regresara a la oficina de Elena seguida de María que traía una bandeja con comida.
Ana sonrió al ver la comida y se sentó en la silla frente al escritorio de Elena.
"Iba ir a comer en el comedor" dijo Ana con una sonrisa "pero María nos trajo la comida aquí"
"Sé que tienes mucho trabajo, pero tienes que hacer tiempo para comer Elena" dijo María en un tono preocupado.
Elena suspiró e hizo espacio en su escritorio para que pudieran comer.
"Gracias María, lo haré" dijo "¿también comerás con nosotras?"
"No, yo ya comí, pero las puedo acompañar mientras comen"
"Gracias María, eres un ángel" dijo Ana mientras sostenía su plato.
Ana y Elena se sentaron a comer, disfrutando del silencio y la compañía mutua, en este tiempo que María y Ana han estado siguiendo a Elena, su relación se ha vuelto más cercana y todas se consideran amigas.
"¿Cómo van las niñas?" preguntó Elena.
Ella se refirió al grupo de niñas que Ana entrenaba en secreto para que se convirtieran en la guardia de Elena, después de que su hermano entreno a Ana, Elena considero que del mismo modo ella podría entrenar a algunas chicas para que ayudaran a su familia.
Las veinte chicas que Ana entrenaba para ser la guardia de Elena eran un grupo de estudiantes destacadas de la escuela, todas ellas provenían de los grados mayores, lo que las convertía en las estudiantes con mayor edad de la institución.
El salón vacío donde entrenaban era un espacio dedicado exclusivamente a ellas, la habitación estaba equipada con todo lo necesario para su entrenamiento, desde armas, hasta pesas y barras de ejercicio, la habitación es parecida a la que está en su hacienda.
Bajo la guía de Ana las chicas se entrenaban en técnicas de combate, defensa personal y estrategia militar, también se enfocaban en desarrollar su condición física y su resistencia, ya que sabían que su futuro papel como guardia de Elena requeriría de ellas una gran cantidad de energía y fuerza.
A medida que entrenaban, las chicas se apoyaban y se motivaban mutuamente, creando un ambiente de camaradería y solidaridad que las hacía sentirse como una verdadera unida, Y Ana con su liderazgo y experiencia, era la pieza clave que las mantenía unidas.
El entrenamiento de las chicas era un secreto bien guardado, conocido solo por Elena, Ana y las propias chicas.
Sus padres no tenían idea de lo que estaban haciendo, además es probable que no lo hubieran aprobado si lo hubieran sabido.
En la sociedad de la época, las mujeres eran vistas como delicadas y frágiles y no se les consideraba capaces de realizar actividades físicas intensas o de defenderse a sí mismas.
Por lo tanto, la idea de que un grupo de chicas adolescentes se entrenara en secreto para convertirse en una guardia personal era algo completamente inaceptable para la mayoría de los padres.
Por ese motivo Elena había creado un astuto plan para ocultar la verdadera naturaleza de su entrenamiento a los padres de las chicas seleccionadas, Elena les explico a sus padres que estaba buscando damas de compañía para acompañarla a eventos sociales y ayudarla con sus tareas diarias.
Entonces sus padres viendo esto como una gran oportunidad aceptaron, los padres no tenían idea de que sus hijas, además de su entrenamiento como damas de compañía, estarían recibiendo entrenamiento en combate, defensa personal y estrategia militar.
"Van bien" respondió Ana "Están aprendiendo rápido y tienen mucho entusiasmo"
"Me alegra saber eso" Elena sonrió, satisfecha con el progreso de las niñas.
Entonces la puerta de la oficina de Elena se abrió y una mujer adulta que parecía de una familia acomodada entró en la habitación, era una maestra de la escuela, una mujer de unos 40 años con un rostro serio y una actitud autoritaria.
"Disculpe, señorita Elena" dijo la maestra "he traído una carta para usted, ha llegado de parte de su hermano, Leonardo"
"¡Leonardo! ¿en serio?" María exclamo exaltada.
"María cálmate" dijo Elena antes de ver a la maestra a los ojos.
La maestra le entregó la carta a Elena, quien la tomó sin quitar la vista de la mujer. Ana que estaba sentada en la silla frente al escritorio de Elena, se puso de pie y se acercó a la maestra.
"Gracias, maestra" dijo Ana "puede irse"
La maestra asintió con la cabeza y se retiró, cerrando la puerta detrás de ella, Elena abrió el sobre y sacó la carta, comenzando a leerla mientras Ana se sentaba de nuevo en la silla.
"¿Todavía no te muestra el respeto que mereces como directora?" preguntó Ana refiriéndose a la maestra.
Elena no quitó la vista de la carta, pero respondió sin titubear.
"Esperaba que sucediera esto" dijo Elena "Soy muy joven y todavía me subestiman, en especial ella, pero no me importa, la escuela es de mi padre y yo soy la directora"
"Sigo sin entender el motivo para que te conviertas en la directora de la escuela" Ana soltó una pequeña sonrisa y dijo.
Elena, sin dejar de leer la carta, respondió
"Es para asegurar los intereses de mi familia, conmigo al frente de la operación todo saldrá bien, además quiero ser de ayuda para el plan de mi hermano"
Ella terminó de leer la carta y observó a Ana antes de decir.
"Por eso debo controlar una de las escuelas de mi padre, para controlar a las futuras generaciones para que estén del lado de los Leonez, y lograr que sus padres se unan a nuestra causa"
"Haces un gran trabajo, Elena" Ana solo suspiró, luego para desviar el tema, preguntó "¿Qué dice la carta de tu hermano?"
"¿Todavía te gusta mi hermano?" Elena le preguntó a Ana en tono burlón.
"¡No! ¡Lo odio! No me gustan los mujeriegos" Ana se exaltó.
"Entonces todavía piensas en él y lo extrañas" Elena se rió y dijo en un tono todavía bromista.
"Yo lo extraño" dijo María en un tono lastimero.
"¿Qué dice la carta?" Ana se sonrojó y trató de desviar el tema.
"Dice que Leonardo está en la guarnición de Tampico, protegiendo la ciudad" Elena sonrió y comenzó a leer la carta de nuevo "y que desea volver a casa a vernos"
"Yo también lo quiero volver a ver" dijo María con una sonrisa triste.
"Elena, ¿Estas feliz? ¿porque sonríes?" Ana la miró extrañada.
Elena se rió y trató de ocultar su sonrisa, pero Ana pudo ver la emoción en sus ojos, Elena abrió un cajón de su escritorio y le enseñó a Ana y María otras dos cartas.
"Esta es de mi padre y la otra es de un comerciante influyente de Veracruz"
Ana se acercó para leer las cartas y Elena comenzó a explicar su contenido.
"La carta de mi padre dice que tiene noticias de los altos mandos del ejército y que Leonardo recibirá un ascenso y se reintegrará a un Regimiento de Infantería en Veracruz"
"Eso significa que la carta de Leonardo que llegó es de antes de su ascenso si todavía está en Tampico" Ana levantó la vista sorprendida.
"Por lo que es posible que en este momento o dentro de poco haya recibido su ascenso" continuó Elena.
"¡Eso es genial!" María exclamo feliz, pero luego se recompuso y actuó de modo profesional "¿Y la otra carta Elena?"
"Y esta carta es una invitación a un baile en Veracruz en unos meses" Elena se refirió a la carta del comerciante, y luego preguntó Elena con una sonrisa astuta. "¿Están listas para un viaje a Veracruz para ir a ver a mi hermano?"
Ana y María se quedaron sorprendidas por la propuesta de ir a ver a Leonardo, pero la primera en reaccionar fue María.
"¿Veracruz?" repitió María con su voz temblando "¿para ver a... a Leonardo?"
"Si María, estará allí y yo quiero que las dos vengan conmigo" Elena asintió con la cabeza sonriendo.
"¡Oh si! ¡Sí, sí, sí!" María no pudo contenerse más y se desbordo de emoción, su rostro cubriéndose de lágrimas mientras sollozaba de alegría, exclamando con su voz ahogada por la emoción.
Pero luego María se recompuso, y se secó rápidamente las lágrimas con la manga de su vestido, y enderezo su postura.
"Disculpa Elena, estoy lista para acompañarla" dijo María.
"Jajaja... está bien, me gusta tu emoción" hablo Elena mientras ocultaba su risa, luego miro a Ana "¿y tu Ana? ¿me acompañaras?"
"Estoy lista para irme" por otro lado, Ana solo desvió la mirada antes de hablar.
"Sabía que aún te gustaba mi hermano" Elena se rió.
"¡No me gusta! Solo necesito aclarar cosas con él" dijo Ana.
"Seguro, te creó" Elena no le creyó y se rió "Bueno, entonces prepárense, en unas semanas nos iremos primero a la ciudad de México y luego a Veracruz"
"Bien, me prepararé" dijo Ana antes de salir de la habitación.
"María, por favor prepara mis cosas" dijo Elena volviendo a organizar sus papeles en el escritorio.
"Si, Elena" María salió de la habitación con una sonrisa feliz.
Las tres chicas estaban muy ansiosas por emprender su viaje a Veracruz, aunque todas tenían sus propias razones, pero había una cosa en común, todas querían ver a Leonardo.
Elena, sin embargo, tenía un plan en mente, estaba decidida a darle a su hermano una sorpresa que nunca olvidaría, y para lograrlo había decidido invitar a alguien más a unirse a ellas en el viaje.
"Creo que sorprenderé a mi hermano de una manera muy especial" susurro Elena para sí misma con una sonrisa "será un baile interesante"