El sol entraba tímidamente por las ventanas cuando Luna despertó, acurrucada bajo una manta suave, sintiendo una extraña calma. Miró alrededor, confusa por la paz que la rodeaba, hasta que recordó el caos de las últimas semanas. El dolor de la traición de Ian aún latía en su corazón, pero, por primera vez en días, sintió que podía respirar. Damian había sido su refugio durante ese tiempo, pero sabía que debía levantarse por sí misma.
Mientras el agua de la ducha corría sobre su piel, Luna dejó que sus pensamientos se ordenaran. No podía seguir hundida en el dolor ni esperando una explicación o disculpa de Ian. Su vida, su carrera, todo había cambiado radicalmente, pero ella seguía siendo Luna: fuerte, independiente, una mujer capaz de enfrentar cualquier desafío.
Después de vestirse, Luna se sentó frente a su espejo. Sus ojos aún estaban un poco hinchados, pero la determinación en su mirada era innegable. Era hora de dejar de ser una víctima y recuperar el control de su vida. Tomó su teléfono y, en lugar de revisar las decenas de mensajes de apoyo o críticas, decidió hacer una llamada que había evitado hasta ese momento.
—Quiero volver al trabajo —dijo firmemente cuando su manager contestó. Al otro lado de la línea, su manager vaciló, claramente sorprendido.
—¿Estás segura? Las redes aún están hirviendo, y la prensa no va a darte tregua —advirtió él, preocupado.
—Estoy segura. Ian ya no controla mi vida, y no dejaré que la opinión pública lo haga tampoco. Si alguien va a contar mi historia, seré yo —respondió Luna, con una voz llena de confianza que hasta a ella misma le sorprendió.
La conversación terminó rápidamente. Su manager accedió a organizar una entrevista exclusiva, un espacio donde Luna podría hablar abiertamente de lo ocurrido, de su vida, y, más importante aún, de su futuro. Era el momento de mostrar que no era solo una mujer rota por una traición, sino alguien que había sobrevivido a la tormenta y estaba lista para renacer de sus cenizas.
**En otro lugar...**
Ian caminaba por los pasillos de la división de héroes, con el rostro cubierto por un vendaje. La cicatriz que Mit le había dejado no solo era física, sino también emocional. Desde aquel encuentro, sentía que algo oscuro se cernía sobre él. Los susurros en la organización eran cada vez más fuertes; muchos comenzaban a cuestionar su liderazgo y sus decisiones. Peor aún, la confianza en su relación con Aurora se veía constantemente atacada por la opinión pública.
—Se está desmoronando... —murmuró, deteniéndose frente a una ventana que daba vista a la ciudad. Lo que antes parecía suyo por derecho, ahora se le escapaba de las manos.
Una sombra apareció a su espalda. Sin girar, supo de quién se trataba.
—¿Qué haces aquí, Damian? —preguntó Ian, sin molestarse en ocultar su frustración.
Damian, que lo observaba con frialdad, dio un paso adelante.
—No vine a hablar de negocios ni de viejas amistades —dijo Damian, cruzándose de brazos—. Vine a advertirte.
Ian soltó una carcajada seca.
—¿Advertirme? ¿Sobre qué?
—Sobre lo que viene —respondió Damian, su voz sombría—. Luna no es la misma. Crees que puedes seguir con tu vida, pisoteando a quienes alguna vez te quisieron, pero te estás engañando. Ella no es la misma chica a la que conociste, y te aseguro que esto no ha terminado para ninguno de nosotros.
Ian lo miró por fin, pero no vio en los ojos de Damian el amigo que había conocido en el pasado. Allí solo había fuego, una promesa de venganza.
—Tú también estás metido en esto, ¿verdad? —preguntó Ian, su voz llena de suspicacia.
Damian no respondió. Solo sonrió ligeramente antes de darle la espalda y caminar hacia la salida. Sin embargo, antes de desaparecer, se giró una última vez.
—Nos vemos pronto, Ian. Te aconsejo que no bajes la guardia.
Cuando Damian se fue, Ian sintió una corriente helada recorrer su columna. Algo grande estaba a punto de suceder, y, aunque no sabía qué, presentía que su posición como el héroe número uno estaba a punto de ser desafiada desde todos los frentes.
**La oscura verdad**
Mientras tanto, Luna recibió una visita inesperada en su apartamento. Mit, el villano que había humillado a Ian, apareció en la penumbra de su sala.
—Vine a hacerte una oferta —dijo Mit, con su característica calma peligrosa—. Tenemos un enemigo en común. Ian te destruyó emocionalmente, y a mí me ha estado persiguiendo durante años. Si colaboramos, podemos derribarlo. Tú tienes el poder de la influencia mediática y el poder de la oscuridad , y yo tengo el poder en las sombras es la mejor combinacion.
Luna lo observó detenidamente. Sabía que Mit era peligroso, pero también que la traición de Ian merecía una respuesta. No podía confiar en Mit, pero tal vez... tal vez podían usarlo en su propio beneficio.
—No quiero nada de tus crímenes, Mit —respondió finalmente—. Pero si esto significa destruir la falsa imagen de Ian y sacar a la luz quién es realmente, estoy dispuesta a escucharte.
Mit sonrió.
—Sabía que lo verías de esa manera. Esto será solo el principio. Ian caerá, y cuando eso suceda, el mundo verá quién es el verdadero villano en esta historia.
Con esa inquietante promesa, Mit desapareció, dejando a Luna con una decisión difícil y un camino oscuro por delante. Sabía que, una vez comenzara este juego, no habría marcha atrás.
Pero tal vez, pensó, era hora de jugar con las mismas reglas que Ian había creado.
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El destino de Luna, Ian y Damian está entrelazado en un juego peligroso, donde los roles de héroe y villano son solo máscaras. ¿Quién caerá primero? ¿Y quién logrará mantenerse en pie cuando la verdad sea revelada al mundo?