A diferencia de Ariel, que estaba empeñada en causar problemas en su vida, Ariana no se preocupaba por lo que había pasado por la mañana. Cambió de ropa después de regresar a casa, olía a polvo y basura después de haber tirado las bolsas de basura en el vertedero.
En cuanto a lo sucedido con Ariel, lo arrojó al fondo de su mente y continuó con su día.
—Buen trabajo, Ari —elogió Leila al mirar a la nueva trabajadora. Aunque esta joven había sido contratada hace solo unos días, Ariana la había enseñado con bastante paciencia. Ahora Alyssa podía atender a los clientes así como preparar café sin confundir la proporción de azúcar y crema.
—Es lo que debo hacer —dijo Ari mientras limpiaba la barra. Ya no iba a trabajar en el café y estaba a punto de comenzar su pasantía en el hospital. Antes de irse, necesitaba entrenar bien a su subordinada, para que su renuncia repentina no causara problemas a Leila, quien la había ayudado mucho cuando lo necesitaba.