Habían pasado seis horas y solo habían empezado en el proceso de limpieza. Waverly y Sawyer subieron por el camino hasta la casa y fueron recibidos en la puerta por Katia.
—Aquí estás —afirmó ella, mientras se acercaban a la entrada—. Llevo horas intentando localizarte.
Sawyer sacó instintivamente su teléfono y lo revisó, revelándole una pantalla en blanco.
—Supongo que ha muerto.
—Eres un Alfa y puedes luchar contra los lobos rebeldes, pero no mantener tu teléfono cargado...
Sawyer se encogió de hombros y volvió a guardar el teléfono en el bolsillo. Sacó la llave de su casa y empezó a abrir la puerta mientras preguntaba: —¿Qué pasa?
—Creo que he encontrado algo —bueno, no algo, más bien alguien. Sawyer abrió la puerta de la casa y se dirigió al interior con Katia y Waverly siguiéndole. Esta última tenía los oídos pegados a la conversación.
—¿Y? —preguntó Sawyer mientras se quitaba los zapatos.