Estuvieron fuera la mayor parte de la tarde y Violeta se sentía mucho mejor.
Jack tenía una manera de calmarla, de hacerla sentir mejor cada vez que estaba triste, aunque reconocía que últimamente ella no le daba demasiado crédito a sus intentos.
Jack era increíble para ella, siempre preocupado y pendiente de su bienestar. Pero ella había estado tan al límite con los últimos acontecimientos, que no parecía capaz de manejar sus sentimientos y acciones.
Por eso sintió ganas de disculparse con Jack por haber sido una idiota anteriormente. Menos mal que él la comprendió y no se lo tomó demasiado en serio.
Hicieron las paces y volvieron a la mansión cuando el sol se estaba poniendo. Violeta estaba deseando darse una ducha y tirarse en su cama.
Le dolía la cabeza como si alguien le estuviera martilleando el cráneo desde dentro.