-Ronan-
Le envío un mensaje de texto a Blanca de camino a casa, pidiéndole que limpie el desorden en la biblioteca. No puedo pedirle a Ara que lo haga ahora.
Los momentos que compartimos en Mercer House han desaparecido y Ara se sienta en el auto en silencio, mirando por la ventana. Se sonroja, sacude suavemente la cabeza, luego sonríe y frunce el ceño de nuevo, como si se proyectara una película dentro de su cabeza.
Una película muy sucia, si está repitiendo lo que acabamos de hacer.
Cuando llegamos, la biblioteca parece como si nunca nos hubiera visto pelear con Desmond. Ara me sigue después de limpiarse en el baño y su estómago gruñe audiblemente.
"Olvidé que no has comido", digo. “Puedes ir a hacer algo por ti mismo. Pero primero, déjame mostrarte algo”.
Tiene una mirada curiosa en su rostro cuando extiendo la mano hacia el pestillo secreto en la estantería detrás del sofá, y una gran parte de él se desliza hacia la habitación secreta que agregué cuando renové el lugar.