*Eva*
Me había alejado demasiado de la mansión, pero para ser sincero, huía del trabajo.
Zander me había estado haciendo trabajar como una maldita mula. Cada día había más tareas y más cosas que hacer. Juro que se excitaba diciéndome lo que tenía que hacer. Era increíblemente sádico.
Las hojas crujían bajo mi pesado pie mientras avanzaba por el bosque.
Siempre tuve afinidad con el bosque. Susan se sentía como en casa aquí. Después de todo, era una bestia completa.
Correr por el bosque me daba una sensación de libertad. Pero no podía desplazarme del todo porque para ello necesitaba el permiso de mi amo, perdón, de mi jefe.
Me habían reprendido una y otra vez por referirme a mí misma como esclava. Yo era más bien una sirvienta y debía sentirme privilegiada por poder servir al mismísimo Alfa.
No me sentí afortunado.