Estaba flotando en una especie de hermoso jardín. Cuando mi espalda tocó el suelo, me incorporé y me froté la cabeza. Lo reconocí como un lugar de mi infancia. No controlaba mis extremidades, pero veía a través de mis propios ojos y me daba cuenta de que era una especie de recuerdo. Sonreí y me volví hacia una niña que jugueteaba en el jardín.
Se me escapó una risita mientras el sol me hacía cosquillas en las mejillas. Este sueño era encantador. Yo no era más que una niña, los vagos gritos de los recuerdos del presente sólo eran un pinchazo en el fondo de mi mente.
Mi hermana estaba aquí conmigo, acercándose a un jardín de rosas y admirándolas. El aroma de la primavera ondeaba a nuestro alrededor en forma de flores florecidas y arces. Preciosos tonos vivos y dorados pintaban las zonas que salían de las plantas mientras Lucy y yo jugábamos en el jardín que hay detrás de nuestra casa.