Nicholas volvió del baño y vino a abrazarme. Su colonia amaderada era abrumadora cuando se metió en la cama y me rodeó con sus brazos, atrayéndome hacia su pecho. Me acarició el cuello con el hocico, sin poder evitar unos cuantos pellizcos burlones con sus colmillos, que había que reconocer que me distraían un poco.
Cerré los ojos y exhalé suavemente, sintiendo el impulso de relajarme y quedarme dormida aquí con él. Sin embargo, tenía un objetivo y necesitaba más piezas para este rompecabezas.