**Callan
Vi a Isa y Myalin salir de mi oficina, ambos mirando hacia atrás con preocupación. Justo cuando pensé que Isa y yo íbamos a tener nuestro avance final, mi padre tuvo que entrar por la puerta.
Y no tuve la oportunidad de contarle sobre los tabloides que inevitablemente aparecerían pronto, en especial ahora que había ofendido al Señor Evanchron y lo había criticado por su hipocresía y malas intenciones.
—¿Qué pasa, padre? —Pregunté, colocando una mano en mi cadera—. Tengo cosas más importantes...
—Diablos —me escupió.
Fui sorprendido. Hacía mucho tiempo que no sentía tanta pasión por nada. Desde que mamá murió, él apenas era un cadáver que respiraba.
Lo miré fijamente y esperé una aclaración. Pero, al evaluar su expresión facial y el momento de su visita, de seguro podría concluir con seguridad su razonamiento para estar aquí, en especial en un estado tan desencadenante.