Thane Drogos
—Tan.
Supe que tan pronto como escuché el tono de mi madre, estaba jodido. Toda la cubierta quedó en silencio. Evelyn dejó de gritarme obscenidades. Dejé de reírme de lo adorable que sonaba la blasfemia proveniente de la dulce voz de Evelyn.
—Madre —respondí con una sonrisa tímida. Mantuve el cuerpo de Evelyn presionado firmemente contra el mío, usándola para ocultar la reacción de mi polla ante sus luchas. Esperaba que Evelyn dejara de pelear una vez que se diera cuenta de lo que estaba haciendo, como una buena y modesta noble, pero no lo hizo. Ella avanzó diez veces más.
Y por muy bien que se sintiera el cuerpo de Evelyn moviéndose contra el mío, su amplio trasero ya no estaba cubierto de capas de tela. Podría haber luchado con esa cosita rencorosa todo el día, pero mi madre me arrojó una manta mojada, apagando todo ese calor que se acumulaba en mi interior.