Evie Stanton
Estaba lista.
Por la muerte o la liberación.
Mi elección. El machete de Thane era más pesado que el mío, pero lo sostuve con delicadeza. Sabía que la gente común vigilaba las puertas por encima del hombro de los guardias. Pase lo que pase, el reinado de mi padre había terminado.
—Entonces mátame, hijo de puta —gruñí, tomando una postura frente a Thane. El equipo que tanto amaba. Eran mi gente. Katarina dio un paso adelante, a mi lado. Mi madre había huido al altar, permaneciendo junto a Robert mientras el oficiante aprovechaba la oportunidad para salir corriendo de allí.
Mi padre ya no se parecía a él. Una loca contorsión de sí mismo. Enojado y trastornado. Pero tal vez así fue como siempre se vio. Simplemente lo escondí bien. Su cabello, usualmente descuidado, cayó sobre sus ojos inyectados en sangre mientras se agarraba el pecho.
—¡Mátalos! —Él gritó. —¡Matarlos a todos!
Todos los marineros detrás de mí cambiaron de estatura. Listo para pelear.
