*Oliver*
Mientras el circo mediático giraba a mi alrededor, me empujaron a la parte trasera del coche de policía. Era un inconveniente con el que lidiar, pero no me preocupaba que me acusaran de nada.
En la comisaría, los equipos de los medios ya habían llegado y seguían acosándonos mientras me llevaban adentro.
—Señor Crest, ¿de verdad agrediste a Gia Beck? preguntó un periodista, acercándome un micrófono a la cara.
—Les aseguro que estas acusaciones no tienen fundamento y esto se aclarará en poco tiempo —dije.
—¿Qué pasa con sus heridas? ¿Cómo se las hizo? —preguntó otro periodista, micrófono en mano.
—No puedo hablar de eso. Estoy seguro de que la policía hará una investigación exhaustiva —dije.
Los policías me arrastraron adentro y dejaron afuera a los periodistas. Me llevaron a una sala de interrogatorios, todavía esposado, pero girándolas para que ahora las esposas estuvieran frente a mí, y me sentaron en una silla.
