En mi situación, la mayoría de las mujeres habrían sentido miedo. Ser atrapada en la oscuridad por un hombre desconocido, listo para utilizarla para su propio placer. Aunque reconocía esa voz. Conocía ese aroma profundo y terroso que siempre me volvía loca.
Era James. Un hombre pecaminoso que despertaba en mí el deseo de hacer cosas prohibidas. El único problema era que no podía revelarle mis verdaderos sentimientos. No podía ser presa fácil en este juego.
Pasé mi lengua por mi labio inferior, lo mordí y sonreí. No esperaba que él actuara de esta manera, pero la situación actual era demasiado excitante.
Fundiendo mi cuerpo con el suyo, junté mis muslos mientras él me sostenía contra su cuerpo. La fricción hizo que mi excitación aumentara rápidamente, y esperaba que él la liberara.
Anhelaba que me hiciera gritar por él una vez más.