** Punto de vista de Rosalie.
Después de la noche que pasé con Ethan, esperaba volver a verlo, pero no lo hice.
Nunca vino de visita. No había compasión, ni preocupación, ni necesidad o deseo de él.
Yo no era más que una tarea, una herramienta que necesitaba.
No estaba segura de cómo iba a poder pasar toda la espera, pero, finalmente, encontré pequeñas formas de entretenerme. El arte se había vuelto importante, y cuando Vicky se dio cuenta de que me encantaba pintar y dibujar, se aseguró de que tuviera todo listo en mi propio estudio de arte privado, considerando que la sala de música estaba fuera de los límites por el momento.
Los días se convirtieron en semanas y, antes de darme cuenta, comencé a perder la noción del tiempo.
Los vastos campos verdes alrededor de la manada de Drogomor eran hermosos. El tranquilo pueblo se podía ver desde la casa de la manada, y el sol dorado hacía que todo pareciera optimista y esperanzador.