—¡Santo cielo! —exclamó Darren—. ¿Qué diablos haces aquí? —preguntó mientras él y Sawyer se encontraban a medio camino de la barra y se abrazaban.
Sawyer le dio una palmadita en la espalda durante su abrazo y luego se retiró, manteniendo las manos en los antebrazos de Darren.
—Bueno, alguien me ha convencido para que salga de casa por una vez —señaló hacia Waverly, que saludó a Darren con un pequeño gesto.
—Sabía que te volvería a ver —comentó Darren, agitando el dedo en el aire hacia ella—. ¿Cómo lo hiciste?
Waverly se rió: —Ha costado mucho convencerle, pero le he dicho lo mucho que le necesitan los Sombras Carmesí y he pensado que un viaje a la ciudad podría hacerle entender mejor.
—Me has engañado —evaluó Sawyer. Waverly sonrió y se encogió de hombros.
Darren se volvió hacia él, con expresión pensativa y comentó: —Tiene razón, Sawyer. Las cosas no han sido lo mismo sin ti. Estamos juntos, unidos por nuestra lealtad a ti, pero necesitamos a nuestro Alfa. Una manada...