Circe
Las palabras de Ivy persistían en lo más profundo de su ser. Circe deseaba creer que todo lo que Ivy decía era cierto, pero aún sentía un veneno repugnante corroyéndola por dentro. No era libre. La muerte de Raveena debería haberla liberado, pero no fue así.
Circe se sentía casi mareada mientras atravesaba la ciudad de regreso a su casa. Esperaba pasar inadvertida por sus padres. No estaba segura de cuál parte de su actuación habría perdido. Seguramente, sus padres notarían que algo andaba mal, pero ella no podía hablarles. Sabía que Ivy tenía razón y que debería hablar con Samuel, pero no tenía idea de qué decir ni cómo empezar a explicar lo que sentía.
Los pensamientos de Circe seguían dando vueltas en su mente sin encontrar una solución. Comenzaron a mezclarse y confundirse hasta que lo único que Circe tenía claro era que ya no tenía control sobre sí misma. El miedo dominaba cada una de sus acciones y pensamientos. Se sentía casi paralizada por ello.