El firmamento brillaba con estrellas más centelleantes que de costumbre, reflejándose en las luces que ahora iluminaban los árboles en el claro. April se sorprendió por la cantidad de personas que se habían congregado allí, pero, sobre todo, se alegró al ver a su hermana presente. Mae aún mostraba un atisbo de ansiedad mientras se aferraba con fuerza a la mano de Henry, pero sonreía cada vez que April dirigía su atención hacia ella.
April sabía que lo más lógico era sentir nervios, pero lo único que experimentaba era emoción y esperanza. Observó a Nathan, quien parecía estar constantemente pendiente de ella. Su rostro siempre estaba ligeramente sonrojado.
Continuó escudriñando a su alrededor mientras la gente se reunía, esperando con impaciencia el comienzo de la ceremonia dirigida por la Suma Sacerdotisa. April se detuvo en seco cuando vio a su padre acercarse a ella.
—Padre, ¿qué haces aquí? —preguntó April, tratando de ocultar el temor en su voz.