Mae estaba sentada en el alféizar de la ventana, observando el cielo al caer la tarde. Vestía shorts ligeros y una blusa semitransparente que dejaba ver su piel. Su cabello caía suelto y desordenado, brillando con la tenue luz del crepúsculo.
Henry permaneció en la puerta, contemplándola durante un instante, admirando su belleza. Se preguntó cuánto tiempo había estado sola en ese lugar y cuándo April se había ido. Inhaló profundamente, preparándose para lo que fuera que hubiera ocurrido, pues sabía que no podía ser bueno.
Avanzó con cautela por la habitación, tratando de hacer el menor ruido posible. Mae no pareció notar su presencia en absoluto. Por un momento, una inquietud se apoderó de él, temiendo que algo estuviera seriamente mal.
Henry recogió el cabello de Mae en su mano y depositó un beso en su cuello. Ella inclinó la cabeza, permitiéndole más acceso. Luego, la atrajo hacia sí, abrazándola con fuerza.