Afuera, varios policías al oír los gritos de Ren Feifan sacudieron la cabeza y comenzaron a susurrarse entre sí.
—El idiota se lo está buscando. ¿A quién sino al capitán se le ocurriría ofender?
—Sí, apuesto a que el tipo está siendo molido a golpes allí adentro ahora mismo.
—Un rico apareció hace unos días prometiendo 'patrocinar' al capitán. Lo golpearon hasta dejarlo medio muerto y ni siquiera se atrevió a hablar.
—De todas maneras, cualquier sonido que oigamos, no entremos allí. Si lo hacemos, el capitán se asegurará de que paguemos por ello.
—¡Sí, sí, sí!
...
Mientras tanto, Ren Feifan disfrutaba con ganas de la escena. Si continuaba, no sería tan malo; sin embargo, ya era hora de dar fin a este acto.
—Oye, mujer dragón violenta, ¿ya tuviste suficiente? ¿Es mi turno ya? —Ren Feifan bostezó perezosamente y lo dijo casualmente.