Hoy, Xu Shihan no llevaba su atuendo profesional. Aun así, su figura diabólicamente atractiva lograba atraer miradas. Su largo cabello negro caía por su espalda, revelando unas piernas realmente perfectas debajo de una minifalda ultra corta color amarillo canario. Una camisa vestía su parte superior, resaltando el pecho que provocaba pensamientos salvajes en la mente de las personas.
—Ren Feifan, eres un guardaespaldas competente. Me dejaste, a tu CEO, sin atención para jugar al héroe, salvando a otras damiselas en apuros. ¿Cómo te hace sentir eso? —El rostro de Xu Shihan estaba impasible. Este sujeto inquieto se había metido en problemas con la policía en un abrir y cerrar de ojos.
Se suponía que debía protegerla. En cambio, había terminado misteriosamente en el departamento de marketing.
¡Había escuchado acerca de lo absurdo de la situación de parte de Sun Qingqing, pero Xu Shihan seguía molesta!
