—Escuchen ustedes dos —Lucius acaba de llamar para decir que hay un novato que no sigue las reglas. Nos dijo que le diéramos una lección —Kobe transmitió las instrucciones de Lucius con tanta piedad, que recordaba a un eunuco entregando decretos imperiales en tiempos antiguos.
—Hermano Bao, cuenta con nosotros, ¡nos encargaremos de eso! —Chen Guo aseguró con confianza.
—Hermano Kobe, puedes relajarte, no importa lo duro que sea el tipo, lo haremos entrar en razón —Kyler se unió.
Chen Guo y Kyler eran una vez matones de calle cuyas peleas callejeras eran tan comunes como las comidas. Habían ayudado a Lucius a disciplinar a algunos alborotadores antes, por lo que Kobe confiaba en ellos y asintió:
—Adelante y dale una lección. Yo no me involucraré, para no ser visto como un matón.
—Toc Toc Toc...
Al oír el golpe en la puerta, Kobe hizo un gesto a Chen Guo y a Kyler para que volvieran a sus asientos. Luego se inclinó hacia atrás en su silla y llamó:
—¡Adelante!