Debido a los efectos del alcohol, Basil Jaak apenas pudo dormir durante la noche, no hasta la mañana.
Luchando por mantener los ojos abiertos, Basil Jaak miró la hora, ya eran más de las ocho de la mañana. Era un alivio que fuera fin de semana y no tuviera que ir a trabajar. Dando vueltas en la cama, decidió dormir un poco más.
Incapaz de obtener la dirección de la chica la noche anterior, Basil Jaak la llevó a casa y la dejó quedarse en su habitación mientras él dormía en el sofá. Del DNI que llevaba con ella, Basil Jaak supo que su nombre era Xenia Wendleton, tres años más joven que él y no residente local.
Anoche, debido a que Xenia Wendleton vomitó encima de Basil Jaak y de ella misma, no tuvo más remedio que llamar al casero en medio de la noche para que le ayudara a cambiarse por una de sus camisetas grandes y lavar la ropa sucia.