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Chapter 2 - Realidad o Ficción.

Mis amigos y yo fuimos el miércoles pasado al campo de maíz cercano a la carretera Puebla-Zaragoza.Éramos 4, solo volví yo.Hace dos semanas vimos que un autor había publicado un libro con historias de terror, en él salía que en aquel campo si tenías mala suerte te encontrarías con zombis, mis amigos y yo nos retamos a ver quién se atrevía a adentrarse 500 metros en el campo y permanecer en él por 20 minutos.Era pasada la una de la mañana, el ambiente era un poco frío, pero con las latas de cerveza que habíamos tomado ni lo notábamos.Cada uno de nosotros cumplió con la apuesta, yo incluso llevé unos frascos con sal y pimienta, "para darnos más sabor" Había dicho cuando echaba los condimentos sobre mis amigos.Después de varias bromas y videos graciosos no vimos zombi alguno, nos dispusimos a irnos, gritando como aquellos seres nos la pelaban y más sandeces.Solo faltaba un metro para llegar al carro, le pregunté al conductor que si podíamos pasar a cenar unos tacos cuando un sonido idéntico a un globo estallando se escuchó atrás de nosotros, sentí como algo caliente salpicaba mi hombro.La cabeza de mi amigo Erik había estallado en mil pedazos, su cuerpo callo al suelo donde un charco de líquido negro se comenzó a formar.Los tres que quedábamos nos vimos rodeados, aunque se movían lento, esos seres nos superaban, unos 10 muertos vivientes nos habían acorralado, apestaban a los mil rayos y se notaba que no todos eran recientes.Tratamos de todo, mi amigo Tabo traía una pistola de su trabajo como guardia de seguridad y logró acabar con tres; sin embargo, al estar distraído por gritarles en donde les metería las balas, uno de ellos llegó arrastrándose a él y lo mordió haciendo que perdiera el equilibrio.Solo podíamos oír sus gritos de agonía mientras dos zombis más comenzaban a comérselo.Mi amigo Luis y yo logramos escapar apenas, con palos logramos derribar a dos de ellos que impedían que nos subiéramos al vehículo, debido al miedo no pudo poner la llave a tiempo en la puerta, esos seres lo mordieron en el cuello, estaba muerto cuando lo lleve al hospital.Y ahora estoy aquí, con el brazo enyesado, esperando a que el dichoso escritor termine una nueva entrevista en la estación de radio local. Logré colarme a la cabina cuando el locutor salió y trabe la puerta, solo quedamos él y yo dentro.—¿Por qué no le dijiste a nadie que tu cuento ese es verdad? - grite mientras lo sostenía por el cuello de su camisa.— Mis amigos están muertos por tu culpa.El sujeto solo me miraba serio, no parecía sorprendido en lo absoluto.— ¿Le has contado a alguien? - dijo cuando perdí fuerzas en el agarre y lo solté.—A todos… ¡A todo el mundo joder! - volví a gritar.

— ¿Y te han creído o te tacharon de a loco? - dijo con una sonrisa burlona, me dieron ganas de romperle la boca, pero…

Era verdad, nadie me creía. Tenía la esperanza de que al venir aquí este sujeto me ayudara.Se acomodó el traje y se dirigió a la puerta de salida, donde ya dos policías esperaban a por mí.— Escribe un libro— dijo cuando los policías me atraparon.—Así podrás decir la verdad sin quedar como un lunático, aunque claro, nunca faltara una bola de idiotas embriagados que querrán saber si lo que dices es cierto.