William había nacido, era un chico güero, con cabello café, ojos verdes, algo atractivo, en una familia de clase media, su padre Abraham era dueño de su propia casa, era un sujeto con cabello café, delago, fuerte y apuesto, su madre Rut era rubia, delgada , una hermosísima mujer, los dos fueron Aventureros en su juventud, se enamoraron y tuvieron a su primer hijo, ahy es donde estra William.
William miró a su alrededor, su pensamiento y recuerdos seguían siendo el mismo de su vida pasada, por lo que varias cosas se le hacían muy fácil, por ejemplo el caminar.
William a los 2 años aprendió a caminar, después de un tiempo sus padres observaban que William era muy listo para su edad, William realmente no sentía nada , no era nuevo en una familia, el le aburria todo, el caminar para el fue lo más fácil, lo que seguía era hablar, y como si de jugar se tratara fácil lo logro.
A sus 8 años William era niño malcriado, sus padres no sabían cómo cuidarlo, como hacer para que el se portara bien. Era obvio que William le diera todo igual, incluso hacer enojar a sus padres.
Asta que un día...
Un mes antes de cumplir 9 años, William salió en una tarde lluviosa, apesar de que sus padres le dijeran que no porque era muy peligroso, William los mando al carajo y salió.
*Maldita sea, es muy aburrida está nueva vida, y luego esos estúpidos sujetos que fingen ser mis padres, que pretenden, ahora que lo pienso, el dios de la nada me dijo que me llegaría mi pistola de alguna forma, supongo que mintió, asta los dioses mienten* penso William mientras se acercaba a un precipicio resbaloso, sin darse cuenta, resbalo, William estaba por caer pero, una mano lo sujeto y Willian asustado escuchó.
-Tranquilo hijo, te ayudare- dijo su padre Abraham mientras lo sujetaba
Poco a poco lo fue jalando asta subirlo, su madre y su padre lo abrazaron, con lágrimas en sus ojos le dijeron ambos
–Perdonarnos William, no sabemos cómo cuidarte, pero te juramos que te amamos y que vamos a protegerte–
William se sentía muy acogedor, sentía una sensación, al mismo tiempo una lágrima salía de su ojo, recorriendo su mejilla. William en su anterior vida no había sentido jamás un abrazo, su padre era un alcohólico que le pegaba a su madre y a veces a él también, a sus 10 años su madre lo abandonó con su padre, William nunca sintió amor de sus padres en su anterior vida.
*Con que esto es..., esto es.., el amor de una familia* pensó William.
Abrazo a sus padres y llorando les pidio perdón por todo...
William cumplió 9 años, y su relación con sus padres nunca fue tan buena, William no era el mismo el alfin se sentía en casa, en un hogar, su aventura aún continúa.
William salió a conocer un poco más de su pueblo, en lo lejano en las llanuras iba en secreto a buscar una pista de su arma, ese día se encontró con una chica, una tienda niña de pelo negro, flaquita, con una carita triste. William se acercó poco a poco, ella lo miró y se espanto
—No temas, soy un niño bueno— dijo William
La chica aún se miraba con miedo, pero empezó a hablar
-¿tu quien eres?- pregunto con miedo la niña
—Me llamo William y tu—
-Roxi, mucho gusto-
—oye, te ves muy bonita cuando no lloras—
-Gracias, jajaja -
Sin pensarlo William conoció a su primera amiga, al principio solo jugaban, cada tarde William terminaba sus deberás en su casa y iba al mismo sitio para encontrarse con Roxi, Roxi siempre estaba triste asta que miraba a William, cuando el llegaba su expresión cambiaba a felicidad, se encariñaba como toda niña pequeña.
William no se sentía muy confiado de preguntarle a Roxi porque siempre estaba triste, pues prefería hacerla feliz, temia que si preguntaba Roxi empezará a Llorar, por lo que nunca pregunto el tema.
William seguía en su hogar como todo un buen niño, asta que un día, su padre llegó con una sorpresa
-¡Familia!, miren que artefacto tan curioso encontré- dijo Abraham
William miró el artefacto y era nada más y nada menos que su arma de la anterior vida. William se alegro, luego se preocupo pues recordó sue dejo su arma cargada, por lo que debía obtenerla y no pasará un accidente pues en este mundo las pistolas no existían
—increíble papá, me lo prestas— dijo William con respeto
-claro hijo mío, pero primero quiero saber que hace esto- respondió Abraham
Su padre poco a poco apretaba el gatillo, y los nervios de William se hacían más grandes, asta que Abraham apretó el gatillo y... No pasó nada
-vaya, mmm, que decepción- dijo Abraham
En realidad William sintió un alivio
-sera que esto sirve para algo de esta cosa- dijo Abraham sacando un estuche de balas lleno
William entendió que la arma venia sin balas porque estaban en el estuche
*Con que ese dios de la nada es listo, de todas maneras necesito quitarle esa arma, pero de manera sutil se la pediré*
—¿me regalas ese artefacto todo inútil, junto con esa cajita de metales nada peligroso papa?— pregunto William.
Su padre no perdía nada con dárselo pero era el momento exacto de decirle a William lo que el quería
-esta bien hijo, pero con una condición - dijo Abraham
—¿Condición? Pregunto William
-quiero que entrenes tu magia- dijo Abraham
—¿Mi magia?— dijo William con duda
-Claro, todo el mundo tenemos magia que podemos hacer más fuerte para crear encantamientos, poderes de destrucción y por su puesto fortalecer sus armas como las espadas o los arcos, ¿Que dices?- le propuso Abraham a su hijo
— está bien papá si eso quieres— respondió muy confiado William
*Fortalecer mi magia, jajaja que tal difícil puede ser* pensó William