Era verdad.
Ese enorme incendio hace ocho años había arrasado todo, todo en la casa y el jardín.
Incluso esa maceta había quedado carbonizada, obviamente inútil.
Pero si ese era el caso, ¿era la escena ante sus ojos solo su imaginación?
Se giró y vio que Shen Liangchuan también tenía una expresión extremadamente angustiada.
Retrocedió asustada y agarró la mano de Shen Liangchuan de inmediato. La puerta se abrió de golpe antes de que pudiera abrir la boca para hablar.
Una anciana salió. Con una voz ronca, llamó:
—¿Quién es?
Luego vio a las dos personas frente a ella. Su mirada finalmente cayó sobre Qiao Lian. Tras un momento de silencio, sus ojos se iluminaron de repente mientras exclamaba con una voz ahogada por la emoción:
—¿Señorita? ¡Señorita, has vuelto!
Qiao Lian inmediatamente avanzó y tomó la mano de la anciana.
Sorprendida, exclamó:
—¿Tía Zhang Senior?
Ella había sido la cuidadora de su familia, que había estado con ellos desde que nacieron.
