Su sonrisa era de una tristeza profunda.
Ella miró a las personas que la rodeaban y se acercó a la que había estado exigiendo la devolución de su hijo. De repente extendió su mano y le ofreció un cuchillo de fruta a la mujer, diciendo —¿Quieres que te devuelva la vida de tu hijo? Claro, aquí tienes tu oportunidad ahora. ¡Mátame y venga a tu hijo!.
Ella parecía determinada mientras decía estas palabras. La mujer, que había hecho más ruido, se quedó inmediatamente estupefacta.
Ella bajó la mirada y se quedó mirando el cuchillo en la mano de Qiao Lian.
Se mordió el labio. Qiao Lian tomó su mano, colocó el cuchillo de fruta en ella y, empujándolo contra su propio pecho, dijo —Mátame. En presencia de estas personas, anuncio que si me matas, no serás legalmente responsable. ¿Está bien?.
Sus palabras y acciones severas asustaron a la mujer, quien luego retrocedió con un grito —¡Ahhh!.
El cuchillo de fruta cayó al suelo con un sonido sordo.
La mujer quedó en silencio.
