Nuestros protagonistas se dirigen hacia la guarida de los lobos, caminando un par de kilómetros fuera de la ciudad, pasando por llanuras y adentrándose en un bosque casi seco. DANTE se retira los cachos para estar más cómodo y empezar a conversar.
DANTE HERALDI: REX, ¿por qué escogiste la misión de los lobos? Está muy lejos y, ¿crees que podemos vencerlos?
REX: Verás, esta misión es la que paga más en nuestro rango actual; nos hará subir de rango más rápido para poder retirarnos de la ciudad mucho más rápido, así que habrá que arriesgarnos un poco.
DANTE HERALDI: Bueno, pero ¿crees que podremos con esos lobos? Según tú, en el cartel dicen que son gigantes. ¿De qué tamaño serán?
REX: No te preocupes, entre los dos podremos con ellos. Como esta es la misión más peligrosa de nuestro rango, pagan bien y tú, según mis cálculos, ya eres más fuerte que esos lobos.
DANTE HERALDI: Bueno, si tú lo dices, ¿cuánto era la recompensa de esta misión?
REX: A ver, déjame revisar (sacando el papel del costado de la cintura de Dante). Así mira, son 2 monedas de oro y un cristal rojo. Esto es bueno, esos cristales son para subir nuestra fuerza más rápido; vale la pena arriesgarse.
DANTE HERALDI: Bueno, ojalá que sea sencillo.
Nuestros amigos se ponen alerta cuando escuchan un aullido estremecedor. Ya llegando a unos acantilados, deciden entrar por la parte de abajo; es una zona muy estrecha. Una vez que cruzó el acantilado, se ponen en alerta máxima.
DANTE HERALDI: Umm, siento algo raro, tengo un mal presentimiento, REX.
REX: Huelo algo acercándose.
Entonces, avanzando por una pequeña colina, se quedan petrificados al ver parado de la nada a dos lobos, uno de color blanco y otro de color negro de aproximadamente 4 metros, mirándolos hacia abajo, gruñéndoles. Los dos quedan mirándolos fijamente a los ojos, como esperando el mínimo movimiento; empezaron a sudar frío cuando, de repente, uno de los lobos lanza un gruñido estremecedor, haciendo retroceder a los dos. REX, en un movimiento rápido, grita.
REX: ¡Espabila, DANTE!, estará arriba de estos árboles; muévete, ¡rápido!
DANTE HERALDI: Que, como, así lo siento (estaba asustado). Gracias por hacerme reaccionar (pone una mirada seria). Ahora verán, malditos lobos.
De repente, el lobo blanco se lanza contra DANTE, abriendo su boca y tratando de morderlo. DANTE se da cuenta de esto y a las justas logra saltar para esquivar. El lobo negro salta también, pero DANTE logra darle una patada en la boca, alejándolo e impulsándose así atrás para poder tomar distancia de los lobos.
DANTE HERALDI: (en su mente) Ahora me doy cuenta de que sí los puedo enfrentar, ya que parece que mi fuerza ha aumentado gracias al corazón que comí y los monstruos que fui derrotando por el camino. Es hora de ponerme serio con ellos.
DANTE procede a sacar su espada y se dispone a pelear contra los lobos; mientras tanto, los lobos lo miran fijamente, midiendo también su distancia. Al parecer, lo reconocen como amenaza para ellos. Caminando lentamente hacia DANTE, zigzagueando entre ellos, se lanzan los dos hacia DANTE.
DANTE hace un movimiento rápido y se lanza hacia el lobo blanco, haciéndolo retroceder; el lobo negro aprovecha para darle un zarpazo. DANTE logra bloquearlo con su espada, pero es arrojado unos metros, chocando contra un árbol, destruyéndolo y cayendo al suelo malherido. Los lobos se dirigen rápidamente hacia él. DANTE se levanta rápidamente y piensa que llegó su fin, cuando de repente REX cae sobre el lomo del lobo negro, mordiéndolo con mucha fuerza, sorprendiendo al lobo blanco, deteniéndolo.
DANTE aprovecha esa oportunidad; corriendo rápidamente y con una fuerza brutal, logra cortarle una pata al lobo negro. El lobo blanco procede a atacar a DANTE, el cual salta rápidamente para esquivar. El lobo negro se sacude y logra tumbar a REX de su lomo, golpeándolo contra un árbol. Mientras ve su pata cortada, voltea la mirada buscando a DANTE, pero él estaba en el aire; logra estabilizarse y va cayendo en picada contra el lobo negro y, de un fuerte corte, logra cortarle la cabeza.
El lobo blanco furioso lanza una especie de rayo de su boca que golpea a DANTE, haciéndolo volar un par de metros, cayendo y rebotando contra el suelo y golpeándose contra una roca. DANTE se trata de levantar todo ensangrentado, mientras el lobo blanco corre para terminarlo. DANTE lo espera parado cuando el lobo procede a abrir su boca para devorarlo; DANTE logra agacharse, haciendo que el lobo muerda la roca que estaba a su espalda.
El lobo se lastima un poco el hocico y rápidamente mira hacia abajo donde estaba DANTE, cuando de repente siente un dolor en su pata trasera; era REX, le había mordido la pata trasera. El lobo vota con fuerza a REX de una patada y procede a mirar a DANTE, pero este ya no está debajo de él; DANTE estaba parado encima de su lomo y, con toda su fuerza, hace un corte hacia abajo, logrando arrancarle la mitad de la cabeza al lobo blanco. Matándolo, DANTE cae al suelo; ya malherido, REX también malherido se acerca a él meneando la cola y se miran entre sí un poco serios y hablan al mismo tiempo.
DANTE HERALDI: ¡GANAMOS! (sonriendo)
REX: ¡GANAMOS! (meneando la cola)
DANTE se levanta del suelo limpiándose y tambaleándose por el dolor y proceden a saquear el cuerpo de los lobos, comenzando con el blanco que estaba más cerca. REX le da indicaciones a DANTE para que pueda descuartizar al lobo, logrando extraer su corazón, lo cual REX le indica que se lo coma para poder obtener más poder.
DANTE HERALDI: ¿Estás seguro de esto, REX? Como que me da algo de asco.
REX: Claro, mira nomás lo fuerte que te volviste con el otro corazón (meneando la cola).
DANTE HERALDI: Bueno (proceda a comer el corazón). Puff, aggg, sabe horrible, guácala. Bueno, siento algo en mi interior. Espera, Haaa.
DANTE se retuerce de dolor en el piso sanando sus heridas y los huesos rotos, no de inmediato, pero están sanando y, después de un rato de agonía, DANTE se levanta como nuevo.
DANTE HERALDI: ¿Qué pasó? Sentí un ardor increíble, pero ahora estoy como nuevo.
REX: Al parecer obtuviste otra habilidad, quizás la regeneración de un lobo. Por lo que veo, no es rápido, pero ayuda bien; ya no tenemos que esperar al otro día para curarnos. Entonces, el otro corazón me lo comeré yo, no hay problema, ¿verdad?
DANTE HERALDI: Umm, bueno, has demostrado ser de gran ayuda, por esto te has ganado mi confianza, así que sí, cómetelo. Necesitaré aliados muy fuertes para poder escapar de este sitio.
REX: (casi botando una lágrima) Aliado, ¿en serio me consideras tu aliado?
DANTE HERALDI: No me hagas cambiar de opinión, REX, apresúrate y cómete ese corazón.
REX: Claro, DANTE (meneando la cola).
Pasa un tiempo y, luego de desmontar a los lobos, nuestros amigos se encuentran acampando en el bosque, ya que se hizo muy tarde para retirarse a la ciudad. Prenden una fogata y empiezan a charlar sentados en un tronco viejo y seco.
REX: Umm, DANTE, te conozco poco, pero pareciera que ocultas algo de tristeza en ti. ¿Podrías contarme tu historia?, claro, si tú quieres.
DANTE HERALDI: REX no es que parezca; sí estoy triste, pero la vida misma me enseñó que soy hombre y tengo que aguantármelo.
REX: Jajaja, si eso te enseñó la vida, yo que soy un perro, a mí me enseñó que no debería confiar en los humanos, pero sé que hay malos y buenos; por eso intento cambiar lo que fui y no solo seguir la dizque moral que se ha predeterminado por tanto tiempo. El hecho de que seas hombre no quiere decir que no tengas sentimientos.
DANTE HERALDI: Quizás tengas razón, pero el hecho es que no me siento cómodo hablando de mi pasado. Yo estoy bien contigo aquí, chico; solo trataré de vivir el presente, por el momento. Espero que tengamos tiempo para escapar y llegar a ese lugar que tanto ansío.
REX: Sé que quieres regresar; según lo que sé, mil años aquí son un día en el plano terrestre, así que hay tiempo de sobra. Bueno, tratamos de dormir; yo haré guardia primero, ¿te parece?
DANTE HERALDI: Está bien, esta tierra es algo confusa, por estos lados, creo que todo es más grande de lo normal. Cuida bien, sí, buenas noches.
DANTE se recuesta sobre el suelo tapándose con el pelaje del lobo que habían desollado y REX se pone encima de una roca mirando a todos los lados. Así pasa el tiempo de la noche y llega el día. DANTE despierta viendo que no lo despertaron para hacer su guardia; busca a REX, viéndolo durmiendo en la roca, patas arriba.
DANTE HERALDI: Pero qué mierda, cómo no nos atacamos a alguien; de milagro estamos vivos. ¡OYE, REX, DESPIERTA!
REX: ¿Qué, cuándo, dónde? Estoy despierto, solo descansaba la visión. (Bostezo) Ya es tu turno de cuidar.
DANTE HERALDI: (molesto) Perro loco, ¿ya te diste cuenta? Ya es de día. Dios, no sé si confiar en ti, maldito perro.
REX: Perdón, quizás me equivoque; errar es de humanos, ¿no? Jeje (meneando la cola).
DANTE HERALDI: O si tienes razón, si no, serías un maldito perro. Te compraría esa sarta de palabrerías, animal. Ay, Dios bueno, no me voy a molestar más contigo. (De repente el suelo empieza a temblar.) Hump, ¿qué rayos?
REX: Mira, sé que estás molesto, pero…
DANTE HERALDI: Cállate, REX. ¿Sientes eso?
REX: Qué cosa, yo no sentí nada. (El suelo tiembla de nuevo.) Espera, eso sí lo sentí. ¿Qué fue eso?
Los dos quedan extrañados, atentos a cualquier cosa, mirando a todos lados, cuando de repente, de un lado de una montaña, se asoma la cabeza de un demonio gigantesco. Los dos lo quedan mirando asustados e impactados; de tremenda criatura se esconden entre un par de arbustos secos, mirando cómo pasa esa cosa.
Era inmenso, aproximadamente unos 10 metros de alto, un ser muy monstruoso de cuerpo deforme con caras de humanos sufriendo en su abdomen, con dientes afilados y sin labios, de largo pelo que le tapaba los ojos y en su espalda unos huesos en forma de alas, las manos musculosas, pero desgarradas como si la piel se le estuviera cayendo. Nuestros amigos asustados solo tienden a esconderse, hablando silenciosamente.
DANTE HERALDI: REX, ¿qué mierda es eso? Esto ya se escapa de nuestras manos.
REX: Este monstruo lo vi solo una vez en todo el tiempo que estuve aquí; es muy alto, no nos prestará atención siempre y cuando no lo ataquemos.
DANTE HERALDI: Hay que esperar a que se largue de aquí.
Pasan un par de horas y el monstruo se retira del lugar; solo estuvo caminando como buscando algo y se marchó.
DANTE HERALDI: Ya se fue Dios. Estuve espantado, no creí que existieran esos tipos de demonios, pero bueno, estamos en el infierno después de todo.
REX: Menos mal que yo no llevo ropa interior, porque me oriné (algo triste).
DANTE HERALDI: Bien, larguémonos de aquí.
Nuestros amigos se dirigen de regreso a la ciudad. Por el camino se topan con unos monstruos y pelean con ellos. DANTE se percata de que tiene una velocidad mejorada y de casualidad activa un poder que le permite moverse más rápido y aumenta sus sentidos por mucho. Después de derrotar a los monstruos, tipos centauros, empiezan a charlar.
DANTE HERALDI: REX, ¿viste lo que hice? Tengo una nueva habilidad; activo un poder que me da velocidad y fuerza por unos segundos; la llamaré velocidad lobo (sonriendo).
REX: Guau, me parece fabuloso. Yo, ¿qué habilidad tendré? Espero que sea algo como la tuya (meneando la cola).
DANTE HERALDI: Bueno, ojalá que sea de mucha ayuda. Vámonos rápido que se hace tarde.
REX: Bien adelante (saltando y meneando la cola).
Después de un rato llegan a la ciudad, tapándose la cara con la capucha y colocando los cuernos para no ser identificado.
DANTE HERALDI: Oye, REX, con esto me doy cuenta de que nos falta poder para seguir avanzando; quizás deberíamos entrenar más. A propósito, ¿no te molesta estar con esas alitas todo el tiempo?
REX: La verdad me gusta, además ya me acostumbré (meneando la cola).
DANTE HERALDI: Bueno, si tú lo dices.
Rápidamente se dirigen al gremio para reportar su hazaña; los recibe la recepcionista del gremio.
DEMONIA ANFITRIONA: Hola, ¿cómo está?, señor Paimon. ¿Qué tal le fue en su misión?
DANTE HERALDI: Bueno, no me puedo quedar; matamos a los dos lobos y obtuvimos su diente y su piel como prueba de la victoria. (Saca las cosas de su morral.) Aquí está el del lobo blanco y del lobo negro.
DEMONIA ANFITRIONA: (sorprendida) Qué bien que hayan derrotado a esos lobos, la verdad creía que no pudieras hacerlo, te subestimé (sonriéndole). Aquí tienes tu recompensa como quedamos y por esta hazaña subirás dos rangos. Felicidades, ahora eres rango E.
DANTE HERALDI: Gracias, jeje, quizás nos fue algo difícil, pero al final lo logramos. La verdad, tengo que reportar que vimos a un demonio gigantesco por el lugar de nuestra caza.
DEMONIA ANFITRIONA: ¿Qué?, explícame detalladamente.
DANTE explica todo lo que vio, la descripción del demonio y su forma, mientras la demonia queda sobresaltada escuchando todo.
DEMONIA ANFITRIONA: Gracias por la información; tendré que avisarle al jefe del gremio para que manden a investigar. Seguro que más rato te daremos una recompensa. Gracias.
DANTE HERALDI: No hay de qué, esperaré con ansias la recompensa, jeje. Vámonos, REX.
Los dos se dirigen a una posada por las cercanías; ya tenían dinero suficiente para sobrevivir un par de meses más en la ciudad. Llegan a una posada, alquilan un cuarto y se dirigen a sus habitaciones, empezando a conversar.
DANTE HERALDI: Fue una gran aventura, nunca pensé que cuando muriera estaría aquí en este lugar, soy afortunado de tener otra oportunidad y menos pensé que el infierno fuera así.
REX: Sí, yo podría decir lo mismo; me alegro de que todo me saliera bien, aunque no lo merezco.
DANTE HERALDI: Bueno, REX, los errores del pasado en el pasado están; hay que mirar hacia delante. Yo tengo que vengar a mi familia, pero no es una meta.
REX: DANTE, no te obsesiones con la venganza ni nada por el estilo; créeme, no te llevará a ningún lado.
DANTE HERALDI: Mira un perro dándome consejos, jaja. Bueno, REX, lo aprecio, pero ya sé qué camino estoy siguiendo. Buenas noches, REX.
REX: (suspiro) Que descanses, DANTE.
La noche roja se cierra bajo la posada, mientras nuestros protagonistas descansan con pensamientos en sus mentes, esperando el amanecer.