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Chapter 6 - Capítulo 5: Un ser poderoso ha aparecido.

A la mañana siguiente, nuestros protagonistas se alistan y se dirigen al gremio para elegir su próxima misión; en el camino empieza una conversación.

DANTE HERALDI: REX, ¿tú crees que ya tenemos la fuerza suficiente para retirarnos de esta ciudad?

REX: Quizás… no lo sé, pero creo que todavía nos falta poder. ¿Qué te parece si esperamos una semana más? Ya del dinero no hay que preocuparnos, ¿verdad? Además, la gema que te comiste solo te dio algo de fuerza; mejor hay que ser más precavidos. 

DANTE HERALDI: Sí, quizás tengas razón. Si tú lo dices, yo creo que ya soy muy fuerte, pero bueno, sigamos con esta aventura; después de todo, tiempo es lo que nos sobra para regresar.

REX: (meneando la cola) Claro, hay que pasar el tiempo como se debe; hay que vivir el momento que te parece que si llegamos a nivel C y nos retiramos.

DANTE HERALDI: Me parece bien. Bueno, hagamos otra misión similar para poder avanzar rápido.

REX: Ya llegamos al gremio.

Nuestros amigos entran al gremio y son recibidos por la demoníaca anfitriona, la cual les comunica una noticia.

DEMONIO ANFITRIONA: Hola, señor Paimon, el jefe del gremio quiere hablar con usted por la información de ayer. Lo está esperando en su oficina; sígame, por favor.

DANTE HERALDI: Muy bien.

La demonía lo lleva al segundo piso, se detienen en una puerta muy lujosa y tocan la puerta.

DEMONIA ANFITRIONA: (Abre la puerta) Jefe, ya le traje al demonio que trajo la información.

JEFE DEL GREMIO: Que pasen (voz ronca).

DANTE HERALDI: Hola, muy buenas.

JEFE DEL GREMIO: Hola, muchacho, siéntate, quiero hablar contigo sobre la información de ayer. ¿Viste un demonio gigantesco, verdad?

DANTE HERALDI: (Se sienta) Si era enorme, menos mal que no nos vio.

JEFE DEL GREMIO: Primero que nada, déjame presentarme bien: soy un demonio con nombre; mi nombre es BELIEL. Aquí tienes tu recompensa por la información, 1 moneda de oro; fue muy buena información. Ya estamos preparando un grupo de casa para acabar con ese demonio.

DANTE HERALDI: Podría preguntar, "¿por qué, señor?", "¿no todos estamos en el mismo barco?".

JEFE BELIEL: Sé que no eres de aquí, pero tienes que saber que todos los demonios no compartimos el mismo pensamiento. Nosotros nos asentamos para tener una vida próspera en estos milenios que llevamos, pero esos demonios son errantes y paran destruyendo todo lo que ven. Ya hace un tiempo en el pasado destruyeron nuestra ciudad una vez, por eso siempre actuamos con precaución; si no hubiera sido por nuestro rey, no podríamos haberles ganado.

DANTE HERALDI: Con razón, perdón por la pregunta.

JEFE BELIEL: No te preocupes, a diferencia de ellos, nosotros sí razonamos. Bueno, dejando todo esto a un lado, quería pedirte un favor: únete al grupo de caza para matar esa cosa, así ascenderás al rango C y serás parte de los torturadores para que sigas aumentando tu poder, señor Paimon.

DANTE HERALDI: Es en serio. Bueno, agradezco su oferta, pero ¿está seguro de esto?

JEFE BELIEL: Claro me ha demostrado tener potencial; eres el primero en derrotar a los lobos después de un largo tiempo en que varios lo intentaron.

DANTE HERALDI: (en su mente) Con razón la demonía no creía en mí para derrotarlos.

JEFE BELIEL: Señor PAIMON, ¿qué decide?

DANTE HERALDI: Bueno, si usted cree que puedo, lo intentaré. Bien, me retiro.

JEFE BELIEL: Claro, suerte. Más rato en la tarde se les comunicará para que se reúnan a la puerta sur para empezar con la incursión.

DANTE procede a retirarse; se despide de la demonía anfitriona, la cual le sonríe al irse. Hay varios demonios en el gremio que le miran mal a DANTE, pero él ni caso les hace; después se retira del lugar hablando con REX.

DANTE HERALDI: Oye, REX, esos demonios nos miraron bien feo.

REX: La verdad, te estaban mirando a ti (meneando la cola); quizás no les agrada mucho que derrotáramos a los lobos. Recuerda lo que dijo el JEFE BELIEL, que tú fuiste el primero en derrotarlos. Esos lobos renacen después de 10 años; por eso esta misión es constante. Son monstruos especiales; aquí hay pocos que son de verdad inmortales.

DANTE HERALDI: Vaya, así que esas cosas reviven después de un tiempo. Ese demonio me mintió (se imagina a Mammon). Si hay inmortales en el infierno, pensé que no había otra oportunidad (suspiro). Bueno, vamos a pasar el rato por estos lados.

REX: Sí, hay monstruos y demonios inmortales; sus almas están atadas a la misma existencia, pero hay que ser muy especial. Quizás exista un poder que nos haga inmortal; solo Dios lo sabe.

DANTE HERALDI: O entiendo, vamos.

DANTE y REX proceden a pasear por toda la ciudad, encontrando armerías donde DANTE logra comprar unas ropas mejores de cuero parecidas a las de un arquero de la antigüedad, pero con refuerzos en los hombros y piernas porque no quería una armadura pesada, ya que él es veloz. Ya vestido mejor, a REX le compra un casquito para que se pueda proteger y una cota de mallas especial para él. Proceda a comer algo de carne en un restaurante; mientras están comiendo, les llega un tipo de murciélago con un mensaje para él.

DANTE HERALDI: Mira, REX, ya nos están llamando; hay que ir a la puerta para reunirnos con los demás.

REX: Espero que no sean esos que te estaban viendo feo en el gremio.

DANTE HERALDI: Descuida, ya somos muy fuertes; además, estamos preparados para las peleas.

DANTE con REX se dirigen a la puerta sur; llegando, se encuentran con más de 10 demonios de todos los tamaños y formas. Había tipos centauros, otros algo feos y unos que imponían respeto con solo verlos, claro, y un demonio en particular.

DEMONIO GUÍA: Bueno, atención, ya llegamos a todos. Yo seré el demonio guía; según la información brindada por el amigo aquí presente (señala a Dante), tendremos que dirigirnos al territorio de los lobos. Ahí se encuentra nuestra presa. ¿Alguna duda?

DEMONIO 1: ¿Es verdad que es un demonio antiguo?

DEMONIO GUÍA: Sí, es un demonio antiguo de aproximadamente 10 metros, así que hay que cazarlo con cuidado. Bien, todos tomen esas carretas con monstruos, perros y vayamos. Los dos compañeros (apuntando a los demonios centauros); Ustedes, por obvias razones, no suben a las carretas; si pudieran, más bien ayúdennos empujando una de las carretas porque no tenemos muchos perros (sonriendo).

DEMONIOS CENTAURO 1: Maldita sea, creo que para eso nos trajeron nomás, para ser mulas de carga.

DEMONIO GUÍA: No se desesperan; por este favor les pagaré un poco más, si sobreviven, claro, jeje.

DEMONIO CENTAURO 2: Bueno, qué más da, hermano, tendremos más dinero.

DEMONIO CENTAURO 1: Ya que, hagámoslo, vamos.

DANTE HERALDI: Señor guía, ¿cuál va a ser el plan?

DEMONIO GUÍA: No te desesperes, tendremos que recorrer un gran tramo; llegando, diré el plan para pelear contra esa cosa. Todos aquí estamos calificados para pelear, así que no te desesperes; descansa lo necesario.

Todos suben a las carrozas y comienzan a andar. En el camino hablan de las aventuras que tuvieron los demonios, de cómo se enfrentaban a unos humanos que querían escapar, pero los derrotaron. DANTE, nervioso, sonreía con preocupación; se burlaban de REX pensando que era un diablillo muy capaz de venir así vestido. Pasa un tiempo y llegan a su destino.

DEMONIO GUÍA: Bueno, ya llegamos. Como es un poco tarde, acamparemos, ya que la noche nos está siguiendo. Mañana temprano empezaremos con la caza y explicaremos el plan. Ustedes dos (señala a los demonios bien intimidantes) sí, ustedes harán la primera guardia, así que atentos. Bueno, el resto, armen sus tiendas o duerman donde les dé la gana, que mañana temprano empezará la caza. Buenas noches.

DANTE HERALDI: Oye, REX, no compramos carpa ni nada, ¿ahora?

REX: Bueno, solo tenemos unas pequeñas mantas. ¿Qué te parece si nos alejamos un poco y dormimos por ahí? Yo hago guardia primero para que te sientas cómodo, ya que sé que eres muy desconfiado.

DANTE HERALDI: Más desconfío de ti, REX, por la otra vez (mirando molesto al perro).

REX: No, esta vez te lo juro que no me dormiré y, si me da sueño, te paso la voz.

DANTE HERALDI: Bueno, REX, tú también descansa; cuando haya pasado un buen tiempo, me despiertas para relevarte.

REX: Lo que digas, DANTE, yo cuidaré; primero tú descansa.

Los muchachos se alejan de los demás y la noche va tranquila. Pasan unas horas; esta vez REX logra despertar a DANTE para cambiar de turno. DANTE esta vez lo mira de buena manera, diciéndole así mismo que está mejorando. REX procede a dormir a un lado del árbol donde DANTE estaba descansando; rápidamente se queda dormido. DANTE se sienta en un árbol tirado y se pone a contemplar los cielos, viendo que también hay estrellas en el infierno y se pregunta: ¿Por qué? Mirándolas, se pone a pensar que son muy hermosas esas estrellas. Luego pasa el tiempo y todos se despiertan, empiezan a comer algo, hacen hora hasta la tarde; la guía empieza a llamar a todos.

DEMONIO GUÍA: Muchachos, llegó la hora. Con mi poder de localización encontré a ese bastardo; está a unos 500 metros de aquí, solo está sentado, parece lastimado. Con quien se habrá enfrentado es nuestra oportunidad. Bueno, el plan es el siguiente: 3 lo atacarán de frente para distraerlo y el resto le atacará por los lados en todas las direcciones. Tú, PAIMON, me dijiste que eres muy fuerte, así que tú estarás conmigo para darle el golpe letal. Tratarás de apuntar al cuello; por lo que he visto, no está en su mejor condición, así que será fácil. Suerte, muchachos, divídanse y diríjanse al oeste a 500 metros de aquí. Rompan filas ya.

Los demonios salen en todas las direcciones como ninjas; solo se quedan el GUIA, DANTE Y REX, que hablan un rato.

DEMONIO GUÍA: Bueno, Paimon, vamos rápido por esa montaña; llegaremos a él enseñado por la parte de atrás, lo sorprenderemos. ¿Ese pequeño demonio sabe pelear también? (refiriéndose a Rex).

DANTE HERALDI: Claro, señor, lo entrené yo mismo, muy bien le sigo.

DEMONIO GUÍA: Bueno, espero que te ayude, porque manos nos van a faltar para derrotar a esa cosa. Adelante, PAIMON, comenzamos esta misión.

DANTE prosigue a seguir al guía; luego de pasar unos minutos, ven de arriba de una montaña al gigantesco demonio sentado a la falda de la montaña. El GUÍA hace un rugido y empieza la casería. Todos se balancean contra el demonio siguiendo el plan del GUÍA. Una pelea épica se avecina. En un instante, los demonios centauros corren por la parte de adelante, tirándole una especie de lanza mágica que sacaban de la nada. Subidos encima de ellos, estaba otro demonio más musculoso y grande moviendo la tierra con sus poderes. Agarra las piernas del gigante y el inmenso monstruo se percata. Rápidamente se levanta para poder atacar, pero muy torpemente; en efecto, estaba lastimado, nadie sabía por quién. De repente, el gigantesco monstruo tira un manotazo hacia el suelo, botando a los demonios centauros, pero el demonio musculoso logra saltar y, con sus poderes de tierra, crea un tipo de lanza grande y se la clava en la pierna. El gigantesco demonio se arrodilla del dolor y los otros demonios aprovechan para disparar sus poderes como agua a alta presión, otro fuego muy potente y otros tirando una especie de energía de sus manos de color negro, golpeándolo por todos lados. El demonio empieza a abrir su boca soportando los ataques y de su boca sale un gran rayo de luz apuntando desde el suelo hacia el cielo, evaporando todo a su paso y acabando también con unos 3 demonios. Entonces DANTE empieza a caer del cielo con el demonio guía y REX y, mientras cae, DANTE grita.

DANTE HERALDI: OYE, GUÍA, EL DEMONIO ESTÁ MUY FUERTE. ¿QUÉ PODEMOS HACER?

DEMONIO GUÍA: ESCUCHA, MUCHACHO, TE VOY A DAR UN EMPUJÓN PARA QUE CAIGAS MÁS RÁPIDO. TIENES UNA ARMA RARA, ¿VERDAD? APROVÉCHALA.

DANTE HERALDI: ¿QUE CÓMO LO SABES?

DEMONIO GUÍA: SENTÍ SU PODER CUANDO TE VI, PERO BUENO, YA DEJEMOS ESO. ALLÁ VAS, CONCENTRA TODA TU FUERZA.

DANTE HERALDI: ESTÁ BIEN, EMPECEMOS.

El demonio guía procede a ponerse por encima de DANTE en pleno aire y con sus manos agarra las suelas de DANTE y concentra una rara energía que expulsa a nuestro protagonista a toda velocidad contra el demonio. DANTE, en plena bajada, saca su espada y concentra sus nuevas habilidades de los lobos, obteniendo más velocidad y fuerza. Por un momento, DANTE logra sentir el poder de la espada que está absorbiendo inconscientemente su poder y, con un corte espectacular, logra cortarle todo el brazo derecho al monstruo, desde el hombro hacia abajo; e instintivamente logra patearle las costillas del lado derecho al monstruo, desequilibrándolo, y DANTE logra impulsarse para llegar sano a una saliente de la montaña. REX, por el momento, ya había caído sobre la cabeza del demonio gigante. El inmenso demonio empieza a sacudirse del dolor, tirando rayos de su boca en todas las direcciones. REX está agarrándose con fuerza de sus pelos para no caer. El demonio guía ya estaba sobre su hombro izquierdo y entonces el demonio gigante logra liberarse de sus ataduras de piernas y, sacándose la estaca del pie, empieza a atacar a todos los demonios, lanzando ataques de rayos y golpeando el suelo con su única mano. Mientras tanto, DANTE, estando muy cansado por todo el esfuerzo puesto en ese ataque, solo se quedó viendo hasta recuperar un poco de energía. El demonio guía procede a sacar unas dagas que tenía y, concentrando su poder de viento, empieza a lanzar cortes de viento hacia la cara del demonio gigante, impidiendo que lance más rayos, ya que la mayoría de sus apoyos estaban muriendo. El demonio guía grita a DANTE.

DEMONIO GUÍA: PAIMON, UN ATAQUE MÁS, SOLO UNO, ¡RÁPIDO!

DANTE HERALDI: Que rayos, no puedo moverme muy bien y quiere que siga.

DANTE mira al demonio guía dando todo de sí mismo, mientras ve que del hombro del demonio salen unas especies de púas atacando al guía. Él esquiva todo lo que puede mientras sigue lanzando sus ataques; unas cuantas púas le dan y DANTE de inmediato se para.

DANTE HERALDI: Maldición, no conozco a estos demonios, no me importan sus vidas, pero ¿por qué tengo esta sensación de necesidad de ayudar a alguien más?, maldita sea.

DANTE procede a saltar de su sitio con una fuerza brutal; siente que sus piernas sufrieron una pequeña fractura. Concentrando su energía como la última vez, se dirige al cuello del demonio. Entonces el demonio guía es alcanzado por varias púas, clavándolas por todo su cuerpo y cayendo sin moverse al hombro del demonio gigante. Rápidamente, el demonio gigante voltea la cabeza mirando hacia DANTE y procede a abrir la boca para lanzar un rayo mortal. DANTE solo lo mira con el ataque cargando en sus manos y se pregunta si lo logrará. Entonces, cuando el demonio se dispone a disparar el rayo, de la nada lo dirige hacia el cielo gritando de dolor. DANTE está confundido y mira que encima de él, en la cabeza del demonio gigante, estaba REX lanzando unos rasguños potentes en la cabeza del demonio, haciendo alzar la cabeza y dejando al descubierto su cuello. Entonces DANTE se percata de eso y pone una mirada muy seria, concentrando todo su poder del lobo y la espada empieza a absorber el poder de DANTE, el cual lo dirige hacia el cuello, para cuando el demonio logra liberarse de REX, ya era demasiado tarde. REX baja rápidamente, agarra al demonio guía y lo saca de ahí tirándose al vacío, bajando por las partes del demonio gigante hacia el suelo. De repente, se ve un inmenso corte oscuro de lado a lado por encima de los hombros del demonio gigante, la cabeza del demonio gigante saliendo disparada por un lado y una lluvia de sangre. Si era DANTE, había ganado la batalla con ese último corte; REX mira aliviado que todo esto ya había terminado.

Deja cuidadosamente al demonio guía en el suelo, el cual estaba vivo, pero muy lastimado, y REX se dirige con una agilidad felina, escalando el cuerpo del gigante mientras este estaba tambaleándose de lado derecho para caer hacia el suelo. Enseguida agarra a DANTE, que estaba cayendo por el extremo cansancio con sus manos rotas por el gran poder que usó. REX rápidamente logra poner a DANTE a salvo y lo deja a un lado del demonio guía. Luego REX procede a retirarse a buscar la espada de DANTE. Ya ha pasado el tiempo y DANTE abre los ojos ya casi curados y ve que su espada está a su lado junto con REX echado. Frente a él estaba el demonio guía malherido, pero consciente, sentado en un tronco fumando un cigarro. DANTE lo mira medio extrañado.

DANTE HERALDI: Oye, ¿estás bien? No sabía que había de esas cosas en este lugar.

DEMONIO GUÍA: Te refieres a esto que está en mi boca (absorbe y luego bota el humo). Si me lo dio el rey, dicen que es del mundo mortal, es relajante.

DANTE HERALDI: Claro que lo es. ¿Tienes uno para mí, por favor? Necesito un cigarro urgente para este combate.

DEMONIO GUÍA: Claro, pero déjame decirte algo, Paimon, yo nunca te dije cómo se llamaban estas cosas, entonces en verdad eres un humano, ¿tengo razón? (Se levanta con una mirada muy seria).

REX y DANTE se paran rápidamente, atentos a lo último que dijo el demonio guía.

DANTE HERALDI: (sorprendido y nervioso) Esto, espera, no es lo que piensas, conozco eso por todos mis viajes que he hecho.

DEMONIO GUÍA: (mirándolo seriamente por unos segundos) Jajaja, tranquilo, chico, si eres humano no tengo interés en ti; con tu comportamiento ya me lo comprobaste. Acabamos de llegar al fin de este día y nuestras heridas empezarán a sanar.

DANTE está muy confundido pero atento mientras el demonio lo mira y le sigue hablando.

DEMONIO GUÍA: Mira, me presento formalmente: me llamo BELFEGOR. Claro, soy solo un demonio intermedio, el nombre está prestado, pero mi maestro siempre me dijo que dudara de todo, que si los humanos esto, que lo otro. Yo soy igual que él, tengo duda de todo y también tengo curiosidad. Te traje lejos del campamento para poder hablar bien, además tus cachitos ya se habían roto; cualquier otro ya te hubiera devorado.

DANTE HERALDI: Pero eres un demonio, no tienes interés en devorar mi poder.

BELFEGOR: Me importa una mierda tus poderes, amigo, me salvaste, ya, si has estado en estos reinos mucho tiempo, sabrás que aquí no hay otra oportunidad. En serio, no todos los demonios somos seres despreciables; también tenemos metas y ambiciones. Si te dejé vivo es porque yo soy otra clase de demonio; además, ese perro te ayudó, veo que es muy fuerte, jejeje.

DANTE HERALDI: ¿Qué? REX, nooo, él solo es un poco molesto, pero no es muy fuerte.

BELFEGOR: Oye, perro, ¿por qué no le dices la verdad de tu fuerza?

DANTE HERALDI: (Dante mira con una mirada fría a REX) ¿Qué me estás ocultando, REX?

REX: La verdad, yo también me di recién cuenta de mi poder, DANTE; no es que no te lo quería ocultar. (De repente, REX crece más de su tamaño normal).

DANTE HERALDI: (Dante está sorprendido) Espera, ¿pero cómo es eso posible? Ahora eres casi del tamaño de esos lobos que matamos.

BELFEGOR: ¿Ves? Ese perro es muy fuerte, me hubiera destrozado si intentaba hacerte algo.

DANTE HERALDI: Después hablaremos de esto, REX, pero gracias, te debo la vida igual.

BELFEGOR: Sabes, eres mejor de lo que pensé. Nunca creí tener a un humano cerca de mí. Ahorita los muchachos sobrevivientes están acampando; en unas horas nos iremos. Quisiera pedirte que me transmitieras conocimientos de tu mundo y yo, a cambio, cerraré la boca y te daré algo especial.

DANTE HERALDI: (Dante lo mira dudoso). Bueno, ¿qué quieres saber?

BELFEGOR: Todo lo que puedas decirme de ese mundo.

DANTE HERALDI: Muy bien, escucha.

DANTE procede a contarle sobre todo lo relacionado con su antiguo mundo: comida, tecnología, armamentos, historias creadas por los humanos y su propia historia. Conversando por horas, el tiempo pasa rápidamente y ya era hora de irse a la ciudad.

BELFEGOR: Bueno, fue un conocimiento espléndido. Como te prometí, nada es gratis en ningún lugar. Hicimos un trato; yo cumplo mis tratos. Dame la mano. (Lo mira serio.)

DANTE procede a darle la mano al demonio y una pequeña llama se prende en sus manos y se le penetra al cuerpo de DANTE; sorprendido por lo ocurrido, pregunta.

DANTE HERALDI: ¿Qué demonios fue eso, BELFEGOR? Sentía algo metiéndose en mí.

BELFEGOR: Escucha, no puedo ofrecerte tu venganza porque este mundo es realmente inmenso; es probable que esos malditos humanos que te traicionaron estén en este lugar, así que te regalé una habilidad muy útil para tu búsqueda, mi poder de "localización". Con él podrás localizar cuando lo domina mejor que yo.

DANTE HERALDI: ¿Está en serio? La verdad, muchas gracias, en serio, existen demonios buenos, me sorprende.

BELFEGOR: Ja, tus historias de nosotros son exageradas, pero algunas sí son ciertas. No todos tenemos cuernos y colas; algunos somos diferentes, como ya te habrás dado cuenta. El más fuerte de nosotros ni siquiera parece un demonio de tus historias; mírame a mí, soy prácticamente igual a ti, pero todo de color negro y con un chaleco.

DANTE HERALDI: Si tienes razón, bueno, ya es hora de irnos. Muchas gracias, BELFEGOR.

Los muchachos se miran conformes por toda su práctica; DANTE procede a sacar otros cachitos de su morral y mira a REX extrañado.

DANTE HERALDI: Oye, REX, ¿por qué tu ropa también crece cuando lo haces tú? Umm, pero tu casco sí se rompió.

REX: Ni la idea más mínima, quizás es parte de mis poderes (meneando la cola); además, ese casco me estorbaba.

DANTE HERALDI: Hay, REX, ¿qué voy a hacer contigo? (moviendo la cabeza de lado a lado)

Nuestros protagonistas se dirigen al campamento, luego pasa un pequeño tiempo de espera y todos los sobrevivientes agarran sus cosas y se suben a la carroza llevando consigo el cristal del demonio gigante, un cristal tan grande que cabía en una sola carroza, para fortuna y desgracia, solo que daba menos de la mitad de gente que habían ido a cazar al demonio gigante y sobraba espacio para el cristal. Todos proceden a ir hacia la ciudad para descansar; la batalla de hoy ha llegado a su fin. Nos acercamos al lugar de la última pelea donde una sombra con alas está flotando y mirando el cuerpo muerto del demonio gigante, para luego sonreír y alzar vuelo y perderse en la lejanía.

Dante no lo sabía aún, pero aquella sombra ya había fijado su mirada en él. Y en el Infierno, nada es coincidencia..