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Chapter 7 - Capítulo 6: Un demonio espectacular aparece

Nuestros protagonistas se dirigen a la ciudad después de haber derrotado al inmenso monstruo; en este momento están cabalgando de noche hacia la ciudad. En el camino empieza una conversación.

DANTE HERALDI: REX, ya que estamos solos en esta carroza, podemos hablar tranquilo. ¿Qué opinas de BELFEGOR? ¿Crees que es de fiar?

REX: Claro, no vistes lo que nos ayudó; otros demonios ya nos hubieran delatado y ahorita estuviéramos huyendo.

DANTE HERALDI: Sí, quizás tengas razón, pero eso no quiere decir que le voy a quitar los ojos de encima.

REX: Haz lo que quieras, pero no levantes sospechas.

Después de un largo recorrido, los protagonistas llegan a la ciudad en la mañana, todos ya cansados; la guía empieza a hablar.

BELFEGOR: Bueno, muchachos, gracias por su arduo trabajo. Pásense por el gremio; en unos minutos les estará dando la recompensa allá. Gracias por ayudarme a traer lo que quedó de los cuerpos de los compañeros caídos; es una lástima que no sobrevivieron.

Los protagonistas se retirarán del lugar después de BELFEGOR, el cual les habla un rato.

BELFEGOR: Hey, muchachos (dirigiéndose a DANTE), no se olviden de ir al gremio, hay premios en especial para ustedes que terminaron matándolo. Les agradezco por todo lo vivido y descuidado; tu secreto está a salvo conmigo (guiñándole el ojo).

DANTE HERALDI: Muchas gracias, creo; la verdad es muy difícil confiar en usted, pero lo intentaré.

BELFEGOR: Sí, sí, descuida, soy muy curioso y no diré nada. Me parece interesante. Ve por la tarde al gremio; yo estaré esperándote. Adiós, tengo que informar de todo al gremio.

DANTE HERALDI: Vale, cuídate mucho, adiós (incómodo).

BELFEGOR toma la carroza con la gran gema y se marcha; los muchachos se despiden y toman rumbo a la posada donde están, comen un poco y se van a descansar a su cuarto, esperando la tarde para ir al gremio.

DANTE HERALDI: Oye, REX, ¿qué es esa bolsa que tienes? Desde hace rato te veo con esa cosa y no te he preguntado.

REX: A verdad, no te dije, pero aquí tengo el corazón del demonio gigante; toma, cómetelo.

DANTE HERALDI: ¿Qué?, ¿todo el rato tenías una cosa así en tu bolsa?

REX: Sí, gracias a BELFEGOR, no me preguntaron por esto y me lo traje. Los otros demonios no me lo pidieron porque BELFEGOR se los impidió, ya que tú lo derrotaste; obvio que iba a hacer tu yo.

DANTE HERALDI: Bueno, a ver, dámelo, umm, y no lo podemos cocinar, es muy grande para mí; tiene el tamaño de un balón de fútbol, ​​raro por el tamaño del demonio.

REX: Y si mejor lo comemos los dos, mitad y mitad, para que sea más fácil.

DANTE HERALDI: Umm, está bien. (Dante corta el corazón a la mitad con su espada). Ya está, provecho, perro.

Los dos proceden a comer el corazón y hacen una cara de desagrado.

DANTE HERALDI: Sabía que estaba feo, guácala, pero sí siento un gran cambio; me siento con más fuerza.

REX: Sí, yo igual. Ya ha pasado un buen tiempo; hay que ir al gremio para recibir la recompensa.

DANTE HERALDI: Muy bien, vamos.

Los dos se dirigen al gremio, pasando por el castillo, donde ven muy a lo alto una figura muy imponente. Era el rey, pero en lugar de prestarle atención, aceleraron el paso para evitar su mirada. En unos minutos más llegan al gremio, abren la puerta y entran al recibidor y los intercepta BELFEGOR.

BELFEGOR: ¿Qué tal, muchachos? Los estaba esperando; miren, aquí tienen su recompensa (pone un pequeño saco en la mesa).

DANTE HERALDI: Qué bien, ¿de cuánto estamos hablando?

BELFEGOR: Sí, mira, son 30 monedas de oro; ya eres alguien rico con eso, jajaja. Provecho, amigo, estas monedas las puedes canjear en todo el universo demoníaco, así que provecho, son universales. Ah, cuidado con barqueros codiciosos, jeje.

DANTE HERALDI: ¿Tanto? Gracias, ¿qué quieres decir con universo demoníaco?

BELFEGOR: Lo olvidé, eres un demonio nuevo (guiñando el ojo). Mira, actualmente donde estamos es el primer plano demoníaco; hay muchos más y este lugar es como un planeta para ir a otros planos demoníacos. Tienes que llegar a un lugar en específico para saltar de planeta en planeta. Yo personalmente te recomendaría vivir aquí eternamente, pero si quieres moverte entre reinos demoníacos, tendrás que ir hacia el norte, bien al fondo, de frente, para poder llegar al observatorio. Ahí están los portales para ir a otro lugar.

DEMONIA ANFITRIONA: ¿Por qué le cuentas todo esto? No creo que se vaya de este lugar; ya es rico, ¿no?

DANTE HERALDI: No sabía que había más lugares iguales a este y esto es un planeta, por eso se ven estrellas, qué mierda.

BELFEGOR: Claro, amigo, te debo mucho, así que te doy esta información, porque presento que quieres ir a un lugar en específico, ¿cierto?

DANTE agarra a BELFEGOR y lo lleva a un lado y le dice:

DANTE HERALDI: Oye, BELFEGOR, ¿por qué me dices todo esto? ¿Sabes en verdad lo que busco?

BELFEGOR: Claro, estás buscando salir al plano mortal, ¿verdad? Bueno, yo no critico; no eres el primero, ni el último humano que quiere irse de este lugar, jajaja. Yo no lo entiendo, pero a mí me gusta este sitio. Te lo digo a ti porque sé lo que un humano piensa, pero bueno, por eso te estoy mostrando el camino.

DANTE HERALDI: Gracias, BELFEGOR, no sé cómo pagarte, pero en verdad eres bueno (lo mira arrepentido).

BELFEGOR: No seas llorón y sentimental; recuerda que aquí estás en el infierno y los demonios no lloran. Muy bien, ya ve y piensa qué vas a hacer después de esto.

DANTE HERALDI: Muy bien, gracias de nuevo... Te debo una.

DANTE se dirige al mostrador, tomando su recompensa de gemas. Agradece por todo y le dan una tarjeta de plata que demuestra que es un rango C. DANTE la mira, agradece y se despide, yéndose con REX; luego se dirigen a su posada para descansar en su cuarto.

DANTE HERALDI: Este mundo es muy extraño, es bastante raro. ¿Qué opinas tú, REX?

REX: La verdad que sí, pero prefiero este lugar y no la tierra; no la pasé muy bien en ese lugar, ¿sabes?

DANTE HERALDI: Es verdad, nunca me contestes tu historia. ¿Quieres contármela?

REX: La verdad que no, DANTE, porque es algo que quiero olvidar si es posible.

DANTE HERALDI: Te entiendo, REX, no hay problema. A veces pienso que los mismos demonios tienen más empatía que los humanos. Bueno, nos quedaremos unos días más y nos iremos. Sé que no necesitamos comer por varios días, pero me estoy acostumbrando a comer algo diariamente.

REX: Sí, yo también (meneando la cola). Bueno, hay que descansar; ya vemos cuando nos retiramos de aquí.

Así pasa el tiempo. DANTE empieza a tomar varios trabajos del gremio para ganar más dinero, gana gemas para aumentar su poder y pasa un mes entero entrenando. Luego decidió retirarse para seguir su aventura. Para salir de este lugar, actualmente se encuentran en dirección hacia la salida norte de la ciudad para ir a buscar el observatorio.

REX: DANTE mira adelante: está BELFEGOR. Hola, amigo, ¿qué tal? Tanto tiempo sin verte.

DANTE HERALDI: Es cierto, es él (levantando la mano). Hola, BELFEGOR, ¿qué te trae por aquí el día de hoy?

BELFEGOR: Oye, humano despreciable, ¿te pensabas ir de aquí sin despedirte?, después de todo lo que te ayudé.

DANTE HERALDI: (se avergüenza un poco) Bueno, es que no quiero causarte más problemas, después de todo ya hiciste mucho por nosotros y no quisiera que te maten por interactuar con un humano.

BELFEGOR: Tonterías, humano, yo soy un discípulo y tengo la suficiente fuerza para defenderme y escapar, excepto del rey de este lugar; no creo que haya otro que me pueda vencer.

DANTE HERALDI: Si tú lo dices, entonces discúlpame, pero me estoy retirando para seguir mi viaje. Fue muy gratificante estar contigo estos días y gracias por ayudarme.

BELFEGOR: No hay de qué, humano, nunca me dijiste tu verdadero nombre.

DANTE HERALDI: Es verdad, me llamo DANTE HERALDI. Mucho gusto, demonio.

BELFEGOR: Jajaja, mucho gusto, y si algún día llegas a salir, invócame como demonio intermedio y di mi nombre 3 veces y podrás visitarte. (Se dan la mano) 

DANTE HERALDI: Me lo pensaré, amigo. (Se retira avanzando con Rex.) Me lo pensaré, no te prometo nada, pero ya veré.

BELFEGOR: Jajaja, nunca espero nada de nadie, solo te esperaré por si acaso. Nos vemos, DANTE, cuídate. (Se retira caminando.)

DANTE HERALDI: Digas lo que digas, REX, ese demonio me cayó bien; no pensé que hubiera demonios así de buenos.

REX: Espero que sea así; recuerda que los demonios son pacientes para pensar un plan.

DANTE HERALDI: Quizás tengas razón, pero no me cuesta nada creer en él, por el momento, vamos, hacia adelante.

Nuestros protagonistas empiezan a llegar a la puerta de salida de la ciudad; los soldados se despiden de ellos y sus nuevas aventuras los esperan.

Ahora nuestros amigos se encuentran en el exterior y ya por lo menos recorriendo un par de metros fuera de la ciudad empiezan a sentirse medios raros; un inmenso poder empieza a perturbarlos.

DANTE HERALDI: ¿Sientes esa sensación desagradable, REX? Es extraño, antes no podíamos sentir poder maligno o mágico, pero desde que comemos ese corazón parece que tenemos "percepción mágica".

REX: (temblando) Si esto no es normal (mira a todos lados). Un momento, no veo nada, pero mi nariz me guiará. A ver, déjame ver. ARRIBA, DANTE, mira, ¿qué es eso?

DANTE mira hacia arriba, mirando una figura humanoide viniendo a gran velocidad, la cual aterriza bruscamente delante de ellos levantando una nube de polvo, lo cual cubre todo el terreno donde estaban los protagonistas.

DANTE HERALDI: ¿Qué mierda está pasando? No veo nada, pero con localización lo puedo saber. Está delante de nosotros. REX, haz algo.

VOZ MISTERIOSA: No se preocupen, yo lo voy a hacer.

Una inmensa ventisca de aire levanta toda la arena y de repente lo ven, una persona muy bonita delante de ellos, con pelo rubio, portando un traje esmoquin negro brillante, con zapatos de charol negros, pero lo más curioso era que tenía cuatro alas: las alas superiores eran de un ángel y las dos inferiores, como de un vampiro de los cuentos. Los dos se quedan sorprendidos de tremenda imagen y casi ni pueden hablar por el poder que emite esta criatura.

DESCONOCIDO: (con un tono y comportamiento pedante) Hola, mortales, ¿por qué están vagando por este desierto? (los mira de pies a cabeza) Umm, me presento, me pueden llamar BELL, mucho gusto, y ¿ustedes son?

DANTE está completamente inmovilizado y sudando; REX está a la defensiva, gruñendo. ¿Qué pasará? ¿Quién es este BELL?